Está bien que no se pueda tener todo en la vida, está bien que siempre existan dificultades y está bien que la vida nos dé lecciones para aprender, ¡pero no creo haber matado ni a un perro para terminar por segunda vez en la olla con cientos de adictos a mi alrededor queriendo robarme el alma, esto, mientras una lunática fastidiosa salida de quién sabe cuál manicomio, me perseguía persistente y muy feliz como si de un jardín de lirios se tratase este lugar y no del basurero de personas que hay aquí! No sé cómo lo hice, pero intenté concentrarme en los edificios que había a mi alrededor tratando de ubicarme, por suerte recordaba algunos puntos y esto me permitió dar con el enorme edificio de aquella vez, lo que quiere decir que si seguía por esa dirección, lograría dar con la avenida para