No sabía como reaccionar a las palabras que acababa de oír. Por un momento pensé que podría tratarse de una broma y que en cualquier momento entrarían todos para reírse de ella, pero la expresión de Daniel, su seriedad y la intensidad en sus ojos era un indicio de que no estaba bromeando. -¿Necesitas una esposa? -pregunté. El asintió. Me levanté y empecé a caminar de un lado a otro. -¿Por eso estas aquí? -volví a preguntar. El asintió. -Y supongo que la candidata soy yo -dije molesta. -Si -respondió. Me acerqué a él y le di una bofetada que no esperó. Miré como llevaba su mano a la mejilla y apretaba los labios. Respiré muy fuerte para que notara mi enojo, mi furia. Él abrió la boca pero lo detuve. -Por un segundo, un segundo, creí que estabas aquí porque después de todo