Haz tu trabajo. —Iris, no has comido nada, por favor, solo ven y come un poco. Yo alcé el rostro y miré a mi madre, me limpié las lágrimas y me levanté con lentitud, no tenía hambre, pero ya no quería preocupar más a mis padres. Fui al comedor y mi padre me miró con cierta pena. —¿Quieres café?. Yo asentí. Me senté a comer en silencio y mi padre suspiró. —Iris, sé que no quieres escuchar esto, pero es mi deber decírtelo, Jack no es bueno para ti, y no lo digo por su aspecto, eso no tiene nada que ver, ayer hablé con él y pude ver que tiene una gran batalla interna. Yo miré a mi padre. —¿Por qué fuiste a verlo?. —Porque esto tiene que parar, tu vida se te está yendo, eres hermosa e inteligente, y todas tus energías las depositas en esta relación que no va a ningún lado. —Tu padre ti

