bc

En la mira de un Millonario

book_age18+
8.9K
FOLLOW
63.9K
READ
billionaire
contract marriage
arranged marriage
dare to love and hate
CEO
drama
bxg
heavy
office/work place
passionate
like
intro-logo
Blurb

Copyright Registry: 2107278493812

Lo mejor que podría pasarnos es que el amor tuviera una fecha de caducidad como la leche, así sabríamos de antemano cual es la fecha final y no perderíamos el tiempo en inseguridades, sospechas, discusiones, desamor, dolor y traición. Nos dedicaríamos solo en disfrutar, vivir cada momento intensamente, dejarnos llevar por lo que nos hace bien, consumirnos por esa chispa que nos enciende el alma con un mínimo movimiento, entregarnos por completo a la pasión, a vivir.

Emily y Nicolás ya habían dejado de tener esperanzas en el amor, hasta que por casualidades del destino se conocen para aprender juntos que aún les falta mucho por vivir, que todavía pueden ser amados y deseados, pero también lo duro que puede llegar a ser la separación de la persona amada, más cuando todos alrededor conspiran en contra.

Un matrimonio por conveniencia, una deuda, una promesa, una tragedia, una brecha grande entre la riqueza y la pobreza pone a prueba sus sentimientos.

¿Será suficiente el amor que se tienen para superar todas esas barreras?

chap-preview
Free preview
Capitulo 1
Emily Rose. —Lo cierto es que claramente no estoy preparado para esta relación —afirma mirándome con el ceño fruncido y aflojando un poco su corbata. —Necesito más tiempo para saber exactamente lo que siento, dispersarme, analizar otras posibilidades. No puedo tirarme la soga al cuello de un día para otro ¿No cree que estoy en lo correcto, doctora? Me quedo por un largo rato mirándolo sin contestar absolutamente. Es nuestra décima sesión y aun no entiendo que hace aquí si cree tener todas las respuestas a sus dudas, con qué propósito vuelve una y otra vez si lo que menos puedo es ayudarlo si no se deja o no quiere dejarse ayudar.  No puedo evitar sentirme como la psicóloga de una serie famosa de televisión atendiendo a puros monstruos y seres sobrenaturales que obviamente no tienen la mínima idea de lo que es mi trabajo exactamente. —Mi opinión es que… —¡Claro que tengo razón! —exclama interrumpiendo mi oración y con una sonrisa sarcástica de medio lado que me irrita más que lo que dijo antes. —¿Quién más que yo puede saber lo que le conviene? Ángela ni siquiera sabe lo que quiere, es demasiado joven y yo creo que… —Yo creo que esta sesión llegó a su fin —digo levantándome bruscamente de mi silla y caminando hacia la puerta. —Esto —señalo a ambos con el dedo. —No está funcionando y sabe a lo que me refiero, Señor Fuentes. Hemos estado hablando durante todo este mes de esa señorita y aún no he llegado al punto exacto de su duda o que es lo que lo trae hasta mí. Si usted ya sabe lo que debe hacer ¿Por qué no solo lo resuelve a su manera? —Pero yo… —sus facciones cambian al momento. Obviamente no se esperaba esto. —No es lo que quise decir… —Se lo que quiso decir, Señor —abro la puerta y hago un ademán con la cabeza indicándole que se retire. —Si no me deja hacer mi trabajo, no puedo ayudarlo. Usted pierde su dinero y yo mi tiempo. Tiempo que puedo utilizar para ayudar a alguien que realmente lo necesita. Ambos perdemos cosas muy importantes que podríamos no recuperar nunca, así que si no le importa… Se levanta, alisa un poco su saco y camina hacia la puerta suspirando profundamente. —En realidad si me importa —suspira una vez más. —Lo que quise decir es que de verdad ya sé que es lo que me pasa y lo que quiero, solo necesito tiempo y oportunidad, y usted doctora, me lo mostró todo en estos días. Carraspea un poco y me sostiene la mirada. Eso claramente significa algo, pero no me siento preparada para escucharlo, no ahora. —Todo el tiempo que vine aquí junto a usted… —Por favor, no continúe —pido alejándome unos pasos de su frente. —De verdad prefiero que esto lo hablemos en otra ocasión si es demasiado importante para Usted. Tengo otros pacientes que atender y su tiempo aquí ya terminó. Tal vez sea mejor que tome a otra doctora para sus terapias, otra que sepa llevar su caso sin que termine siendo algo personal. —¿Por qué? —camina hacia mi recuperando la distancia que puse entre ambos aumentando mis nervios. Sus ojos azules penetrantes me intimidan. Esto parece haber cambiado de contexto y de un segundo a otro ya no me siento la doctora psicóloga que está escuchando a su paciente sino una presa acorralada. —No vengo aquí por ella, al principio sí, pero después ya no —confiesa sin dejar de mirarme. —Creo que eso está obvio. Tampoco porque me niegue a tener una relación estable con alguna mujer. El problema es ella y el hecho de que no es la mujer con la que quiero esa relación. Mi interés esta puesta en otra persona. —Bueno… —ahora soy yo la que carraspea. —Si eso es así, pues ¿Qué es lo que estamos haciendo aquí? ¿Para qué todas estas terapias? Usted ya sabe eso, lo acaba de decir, no necesita de mi para nada más. —Se equivoca, doctora —me acecha con la mirada. No encuentro mejor modo de alejarme que volviendo hacia mi escritorio y tomar mi asiento. —La necesito a Usted. Vine aquí buscando ayuda y Usted me dio algo más. Algo que nadie me había dado antes, ni siquiera ella. Trago una gran cantidad de saliva. Lo que menos deseo en esta etapa de mi vida es lidiar con esto. No estoy preparada mental ni emocionalmente para esta situación en estos momentos. Desde mi mal pasar con Luis, mi ex novio, he estado en alerta máxima frente a cualquier tipo de relación amorosa. Y eso resulta hasta irónico viniendo de mí, una psicóloga, que no haya sido capaz de superar mis propios demonios cuando tengo todas las armas para hacerlo, pero allí estaba, aterrorizada, pidiendo que me trague la tierra y me escupa en China, rogando porque alguien entre y ponga fin a esta charla, o que decida simplemente ponerse cobarde ahora y… —Me gusta —interrumpe mis pensamientos de repente y mi peor miedo se hace realidad. —Desde el primer día. Es cierto que vine aquí porque pensé que el problema era yo con mi indecisión —ríe un poco y se sienta frente a mi colocando sus brazos encima de mi escritorio, muy cerca mío, demasiado. —Pero allí comprendí que no es así, es ella. —No entiendo —susurro en un hilo de voz casi inaudible pero que el si logra escuchar, por lo que asiente antes de continuar. —Siempre me insistieron que debía formalizar, que ya tenía edad suficiente para formar una familia, casarme, tener hijos, que no podía seguir así cuando ya había cumplido treinta dos años. —desvía un poco la mirada al confesar aquello. —Que necesitaba sentar cabeza. Vuelve a reír bajando la mirada hacia la mesada. —Ella siempre estuvo allí para mí, sin embargo, nunca me nació vivir todo eso con ella —comenta aun con la cabeza agachada. —Es por eso que busque ayuda. Me dijeron tantas veces que era yo el problema que no me quedó más remedio que acudir aquí. —Señor, creo que… —Hasta que vine aquí y la vi —ahora me mira dedicándome una sonrisa triste. —Y muchos sentimientos se empezaron a formar en mi corazón, por usted. Sentimientos que nunca sentí por nadie, ni siquiera por ella en estos tres años de noviazgo. —Creo que está confundido —respondo de inmediato. —a lo mejor solo me está idealizando. —Ojalá fuera eso, pero no —suspira. —¿Por qué cree que vengo aquí tres veces por semana? Solo lo hago para poder verla. Y lo mejor de todo es que gracias a eso supe exactamente por qué no había podido avanzar en mi relación. —¿Por qué? —cuestiono y al momento me arrepiento de la pregunta. Intento cambiarla boqueando un par de veces, pero ya es tarde. —Porque es con usted que me nace hacerlo —exhalo bruscamente cuando toma mi mano entre las suyas. —Me gusta, más que eso, estoy total y absolutamente enamorado de Usted. —Soy su psicóloga —me excuso al momento inútilmente y el aprieta un poco más sus dedos contra los míos. —No puede haber algo más que una relación de paciente-doctor, va contra mi ética. Además, yo no siento lo mismo. —Me acaba de decir que busque otra psicóloga —dice con un brillo en sus ojos. —Básicamente ya no soy su paciente. Me echó ¿Recuerda? Y con respecto a lo que siente, podría cambiar si al menos me da la oportunidad de conquistarla. Suspiro, resignada. Esto está poniendo al límite mi poca paciencia. Fue una semana bastante agotadora entre los estudios, el trabajo, la necesidad de encontrar un departamento nuevo donde vivir y mudarme del cuartucho donde vivo, lidiar con los tantos pacientes arrogantes que acuden hasta aquí buscando ayuda, que creo que colapsare de un momento a otro. Me siento cansada. —No soy lo que busca, créeme —digo y el frunce el ceño. —Está equivocado conmigo. No soy la mujer que puede brindarle esa seguridad que quiere. Ni siquiera yo misma me siento segura conmigo. No estoy buscando ningún tipo de relación, es más, ya no creo en ellas, así que… Callo y trago en seco al ver que su sonrisa se apaga y ese brillo que tenían sus ojos se va disipando. No sé qué estoy haciendo y diciendo, pero mi intención no es hacerlo sentir mal. Esto me ha tomado por sorpresa y su declaración no es precisamente lo que esperaba en este día, no hoy cuando mi mundo entero está de cabeza, no cuando todos los problemas del mundo parecen haberse puesto de acuerdo para azotarme, no cuando aún me siento insegura después de lo que Luis me dijo esa tarde, insegura, pero, sobre todo muy dolida. —Señor Fuentes —digo después de recuperarme. —Es mejor que dejemos esto hasta aquí. —Llámame Nicolás —pide sin dejar de mirarme. —Por favor, me sentiré más cómodo así. —Yo… —Por favor —repite cuando se da cuenta que titubeo.  —Solo piénselo, no pido más que eso. Sé que esto no se lo esperaba y confieso que yo tampoco y que claramente me apresuré al declarar mis sentimientos al ver que podría no volver a verla, pero no quiero eso, no quiero que me aleje. Suspira y sus palabras suenan tan sinceras que de un momento a otro me siento culpable por rechazarlo, pero algo me queda claro, no quiero otra relación dañina en mi vida, mi objetivo principal es enfocarme en mi trabajo, ser alguien importante, obtener los ingresos que siempre quise, ascender, y dejar de ser solo la pobretona huérfana.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Bajo acuerdo

read
8.1K
bc

Navidad con mi ex

read
8.7K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
86.0K
bc

La esposa rechazada del ceo

read
164.9K
bc

Mi Sexy Vecino [+18]

read
50.4K
bc

Tras Mi Divorcio

read
509.5K
bc

Yo, no soy él

read
88.2K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook