Estoy tan emocionada que tengo la sensación de que no voy a poder mantener la noticia en secreto por mucho tiempo. Tengo ganas de contarle todo ya mismo a Mykel y poder descubrir su reacción ¿saltara de alegría? ¿Reirá? ¿Me abrazara tan fuerte que no me dejara respirar? No puedo dejar de pensar en eso. «Tranquilízate Nahía. Recuerda que no puedes decirle nada todavía» me repito una y otra vez mientras que juego con Malí en mi oficina. —Tú no te preocupes cariño mío, nadie va a reemplazarte, ¿si? —le hablo a mi pequeña y juego con su cabello—. Si tu papá y yo buscábamos un hermanito es porque nos amamos mucho —continuo y debo detenerme cuando alguien abre la puerta. —Mi amor, ¿lista para ir a casa? —lo escucho decirme cuando entra y me mira con ternura—. Me encanta cuando te veo jugar co