Nunca había visto a alguien tan feliz, Mykel esta tal y como si se hubiese ganado la lotería o algo parecido. Juega con los niños, ríe, y canta. Me encanta darme cuenta de que tengo el poder de hacer que alguien se sienta de esa manera, me hace sentir especial. Lo observo y entiendo que con él la vida es diferente, es como si su sola manera de ser hiciera que los problemas desaparezcan.
—Amor, van a llegar tus padres —le recuerdo al mirar la hora.
Él también observa su reloj y suspira.
—Hijo, hay que ir a cambiarse, van a llegar tus abuelos —le dice a Blaz y sé que esto no lo pone muy contento.
—Está bien… —murmura y sonrió con su actitud.
—Ya venimos cariño —me indica cuando pasa por mi lado para ir a la habitación, pero antes de que se aleje más, lo detengo del brazo.
—¿Tenemos un
