Dos días después: 9 de julio No quería que llegara este día, y es que con solo pensar en que lo volveré a ver siento ganar de volver a huir. Como si eso fuese poco, Mykel y yo estamos teniendo que preparar su casa como si Malí y yo viviésemos aquí. La casa es hermosa, es amplia, con grandes ventanas que ofrecen una grandiosa vista al inmenso jardín y tonos claros que la hacen ver elegante. Debo admitir que tiene un gusto increíble. —Es una casa preciosa —comento mirando los cuadros que hay en la sala. —Gracias, y a partir de ahora tienes que sentirla tuya —me dice acercándose un poco más a mí. —Es solo por hoy, ellos tienen que creer que vivo aquí —difiero. Niega con su cabeza y coloca sus manos sobre mi cintura para así hacer que me pegue a él. —No tiene por qué ser así, ¿no lo cr