–¡Papá! – chilló Thomas cuando vio a su padre.
Alessandro estaba aprendiendo a ser más cariñoso y cuidadoso con su hijo, por eso, se arrodilló hasta estar a su altura y lo abrazó con fuerza.
–¿Cómo te fue en el paseo, hijo? – le preguntó.
Antes de responder al hombre, Thomas miró a su alrededor buscando a Georgia, sin embargo, no había rastro de ella, eso inquietó al pequeño, quien realmente quería contarle todo a Georgia.
–¿Dónde está Georgia?
Alessandro rodó los ojos, incluso su hijo estaba completamente encaprichado con ella.
–Ella no ha podido venir a recogerte, por eso he venido yo – mintió, lo cierto era que, un día antes, Alessandro llamó a Georgia, diciéndole que tenía permiso de permanecer un par de días más con su amiga, ya que él estaría desocupado y podría cuidar de
