Valery, Georgia y la abuela Abba entraron juntas por la puerta principal del departamento de Valery. -Georgia me ha dicho que su olor favorito es la vainilla, así que he comprado ambientadores con ese aroma – dijo Valery. -Ustedes dos son chicas muy dulces, pero de verdad, querida Georgia, yo no quiero importunarlas, ustedes son jóvenes, tienen ambas una vida muy agitada en la que yo no encajo, no quiero ser un estorbo para nadie – dijo la abuela, con verdadera vergüenza. Entre los tratamientos que debía recibir y su problema de Alzheimer, la estaba pasando muy mal últimamente, no quería que las chicas se preocuparan más de lo debido, después de todo, ella era una anciana que ya había vivido lo debido. Era momento de que Georgia hiciera lo mismo. -¡Tonterías! – dijo Georgia – no nos

