Capítulo 5.

4688 Words
♦️Infiel ♦️ —Me alegra que hayas desistido de casarte con esa mujer, ella no era buena para ti, está chica, me cae bien, tiene algo, no desaproveches la oportunidad, la familia va a quedar en tus manos, solo si te casas con alguien buena. Giovanni miró a su padre y sólo asintió, la mocosa de algún modo lo logró. —Respeto tus decisiones y haré lo que me pidas, solo espero que una vez que me case con ella no interfieras mas en mi vida sentimental—dijo Giovanni. —Ya no voy a interferir, siempre y cuando tu vida sentimental no lleve a mi familia a la ruina, te estoy dando el legado de toda una familia, pero sabes ¿Por qué somos quienes somos?, no es por que somos hombres listos, o por qué somos hombres con suerte, es por que a nuestro lado teníamos mujeres que nos hacían ser mejores personas, yo era arrogante como tu. Pero cuando conocí a tu madre, ella me hizo poner los pies en la tierra, esa mujer, Bianca, no es la mujer que te hará volver a la realidad, solo va a aumentar tu ego, te sentirás intocable y te va a doler cuando caigas, solo pregúntate, ¿Si ella va a estar a tu lado cuando eso pase? — dijo el señor Alessandro. —No llevaré a la familia a la ruina, lamento que tengas esas expectativas de mi. —Giovanni, lo que hacemos no es algo legal, un paso en falso y todo se viene abajo, confío en ti, y espero que tu sepas actuar mejor que yo— dijo el señor Alessandro y le dio una palmada en la espalda a su hijo, ambos regresaron a la sala donde estaban las tres mujeres riendo y platicando, Giovanni se mantenía alejado cuando alguien más llegó. —¡Famiglia! così a lungo senza vederli, (¡Familia!, tanto tiempo sin verlos). Vanesa miró al hombre que entró, no era muy atractivo, pero tenía algo que llamaba la atención, tal vez era su personalidad, vestía un traje azul de dos piezas y una camisa negra de vestir, tenía una barba tupida y una piel caucásica, sus ojos eran de un café oscuro y su acento Italiano era muy atractivo. Saludó a todos y finalmente llegó a Vanesa, la miró con una sonrisa en el rostro y quedó enamorado de ella, siempre había sido un hombre de muchas mujeres, le gustaba coquetear con las chicas, pero ver a Vanesa, en verdad le provocó algo. —¿Chi è la bella donna?, (¿Quién es la mujer hermosa?) — preguntó el hombre mientras besaba la mano de Vanesa de un modo seductor. —La bella donna è la mia ragazza, (La mujer hermosa es mi novia) — respondió Giovanni con cierta rivalidad. Vanesa no sabía de que estaban hablando pero podía sentir la tensión entre ellos, no parecía que se llevaran muy bien, sintió un escalofrío cuando los labios de aquel hombre tocaron la piel de su mano. — ¿La tua ragazza?... Non ci credi nemmeno, ¿Dicci, quanto hai pagato?, O ¿l'hai portata qui con minacce?, Sappiamo entrambi che non hai un buon gusto, (¿Tu novia?... eso ni tu te la crees, ¿ya dinos, cuanto le pagaste?, o ¿la trajiste aquí con amenazas?, ambos sabemos que no tienes tan buen gusto) — dijo el hombre mientras sonreía de un modo perverso, Giovanni solo lo miró con ganas de estrangularlo, y estaba por responder cuando alguien más le ganó, —Non essere scortese, Vanesa non capisce l'italiano, (No sean groseros, Vanesa no entiende el italiano) — dijo el señor Alessandro. Vanesa miró que todos tenían la vista puesta en ella y se sintió un poco intimidada. —¿Americana? — preguntó el hombre, aún sin soltarle la mano. —Si—respondió Vanesa y sonrió. —Mi nombre es Maurizio Berlusconi, es un placer conocerte, Vanesa— dijo aquel hombre con tanta confianza que Vanesa sintió un cosquilleo en la nuca, sin duda él si era todo un caballero con las mujeres. —El placer es mío. —Por favor, si ese sujeto de ahí te está amenazando para que estés aquí en contra de tu voluntad, dímelo y yo te ayudaré— dijo Mauricio y señaló a Giovanni. Vanesa miró a Giovanni y sintió un escalofrío al ver su mirada tan feroz, regresó la vista al sonriente Maurizio y ella también sonrió. —Lamento ser tan mala, pero él y yo si somos una pareja. Maurizio no le creyó ni un poco, pero iba a dejar de insistir por ahora. Giovanni tomó a Vanesa de la mano y la atrajo hacia él, no la quería cerca de su primo. —Bueno, suficiente, ya es muy tarde y tengo trabajo que hacer— dijo Giovanni muy molesto. —¿Por qué no nos demuestran su amor con un beso?, déjanos ver cuánto se aman — dijo Maurizio divertido de ver cómo su primo se enojaba tan fácilmente, La abuela sonrió y asintió en aprobación, siempre había sido una romántica, y ahora que por fin Giovanni tenía una novia bonita y carismática quería ver como su nieto trataba a la chica, Vanesa no esperaba que el jefe accediera, pero cuando la tomó de la cintura sintió un escalofrío en todo su cuerpo, Giovanni olía muy bien, su mirada era la de un hombre que no estaba feliz, pero aún así tomó del rostro a Vanesa y alzó ligeramente su mentón hacia él, le dio un vistazo rápido a sus labios y luego la miró a los ojos, casi como diciendo, “Finge ó estas muerta”. Ella solo se dejó guiar, no por qué no supiera besar, si no por qué no sabía cuál era el límite, los labios de Giovanni tocaron los de ella, creyó que sería todo, pero Giovanni de un modo salvaje introdujo su lengua dentro de su boca, Vanesa no supo cómo reaccionar así que no hizo ningún movimiento, Giovanni se alejó y la miró un poco decepcionado. —Que romántico. ………………. Vanesa iba en silencio en el asiento trasero, ese beso había sido muy extraño y sin duda despertó algo en ella que aún no sabía que era exactamente, pero quería averiguarlo, necesitaba saber que era. —Tienes suerte—Comentó Giovanni. “¿En serio? “. Dos semanas después….. Vanesa se vistió y bajó las escaleras muy deprisa, hoy estaba muy feliz y emocionada. —No corras—Gruñó Chuck mientras miraba su teléfono, él siempre estaba mirando su teléfono. —No lo hacía, caminar rápido y correr no es lo mismo — dijo Vanesa con una sonrisa, le había tomado mucho cariño a Chuck aunque siempre la regañaba, Vanesa miró que no estaba prestando atención y fue muy rápida al quitarle el teléfono de las manos, —Devuélvemelo— ordenó Chuck y la miró alejarse de él. —Solo si prometes llevarme a la playa. —Olvídalo, odio la arena y te odio a ti, así que regrésame el teléfono. —No. Chuck caminó hasta ella y la miró, —Tengo muchas cosas importantes ahí, así que dámelo. —¿Me llevarás a la playa?. —¿Por qué no le pides a Santino que te lleve?. Vanesa miró a Chuck y entrecerró los ojos, —¿Por qué tendría que pedírselo a él?. —No te hagas la tonta, te vi con él, no me digas que solo lo estoy imaginando . Ella sonrió y jugó con la corbata de Chuck, como si fuera un gato jugando con una bola de estambre, —¿Acaso estas celoso?, también tengo amor para ti. —No me hagas reír, a diferencia de Santino a mi si me gustan las mujeres experimentadas y maduras – dijo Chuck mientras golpeaba la mano de Vanesa para que dejara su corbata en paz, Giovanni sólo los veía desde las escaleras con el ceño fruncido, —Si ya acabaste, nos podemos ir— dijo de mal humor mientras terminaba de bajar las escaleras. Vanesa lo miró y Chuck aprovechó para quitarle su teléfono, le dio una sonrisa maliciosa y siguió a su jefe. Vanesa hizo gestos de burla y fue directo a la cocina. —No pueden decir nada, ¿Entienden?. —¿Nada de que? — preguntó Vanesa cuando entró, las tres mujeres que estaban ahí dentro se miraron entre sí y dudaron un poco. —Hay vamos, cuéntenme el chisme, juro que no diré nada— afirmó la chica mientras tomaba una manzana. Marena se mordió el labio y miró a Vanesa, en estas semanas ella había demostrado que era de fiar y también sabía que odiaba a Bianca, al igual que ella. —Está bien te contaré, pero no puedes decir nada—Advirtió Marena, Vanesa asintió rápidamente y trató de hablar pero tenía la boca llena de fruta, —Ayer en la noche cuando saqué la basura, miré a la señorita Bianca con uno de los choferes, al principio no le di importancia pero…. Se besaron, y no sólo eso, se fueron juntos. —Creí que el ogro la llevó a su casa— dijo Vanesa muy sorprendida, ¿No que se amaban tanto?. —No el señor se fue primero por que le surgió algo en la empresa. —Es verdad, yo escuché cuando le dijo que se iría primero—dijo Zinerva. —Bueno pero ese es asunto de ellos, no se vayan a meter en líos, Giovanni adora a esa mujer, así que no vayan a ser imprudentes— dijo Pía. —Qué maldita bruja, ¿Con cuál chofer? —preguntó Vanesa con curiosidad. —Con Gino. Vanesa tenía que admitirlo, Gino estaba muy guapo, pero no le llegaba a los talones a Giovanni. —Si Giovanni se entera van a rodar cabezas—dijo Vanesa muy convencida de eso. —Si, pero no va a ser la cabeza de Bianca — aclaró Pía. Vanesa estaba muy pensativa, terminó su desayuno en silencio y fue al jardín a tomar un poco el sol, se sentía frustrada pues quería salir, quería ver el lugar, conocer gente, pero no tenía dinero y ese era su mayor problema, así que tenía planeado pedirle permiso al ogro para poder buscar un trabajo, aún no sabía si la iba a dejar, tal vez ni siquiera le importaría, aún no le daban su mochila donde tenía su teléfono, era muy mala recordando cosas, así que no recordaba el número de su tía o de su prima, técnicamente estaba sola, como siempre desde que su madre falleció. Se puso de pie y regresó a su habitación, después deambuló por la casa, nadó en la alberca, y regresó a su habitación, platicó con él personal y regresó a la cocina. Pía estaba haciendo la comida para el ogro, de todos los empleados Pía era la que tenía más tiempo trabajando para él, era amable y sociable, y a Giovanni le caía bien, de todo el personal a ella era a la única a la que saludaba si la veía. —Pía, ¿Estas casada? —preguntó Vanesa un poco aburrida. —Si, tengo diez años de un feliz matrimonio, ¿Adivina como lo conquisté?. Vanesa sonrió, —Con comida. —Así es, un hombre bien alimentado es un hombre feliz. —Yo no se cocinar, ningún hombre va a quererme. —Eres joven, puedes aprender—dijo Pía dándole ánimos a la decaída joven. —¿ Me enseñaría? —Si—respondió Pía. Vanesa aplaudió feliz y se puso un mandil de cocina, seguía las instrucciones de Pía al pie de la letra, en verdad quería aprender un poco de cocina italiana, la comida era deliciosa y en un futuro le gustaría cocinar algo rico por si sola. ………………….. —¿Dónde estas? — preguntó Giovanni mientras hablaba por teléfono. —Estoy con unas amigas, hoy me quedaré en mi casa, iré mañana a verte — dijo Bianca al otro lado de la línea. La verdad era que estaba teniendo un encuentro con su amante Gino , habían estado viéndose desde hacía unos meses, justo frente a las narices de Giovanni. —Está bien, diviértete, te veo mañana— dijo Giovanni y cortó la llamada, recargó la cabeza en el asiento del auto y luego recordó algo,. —¿Qué ocurre entre Santino Y Vanesa? — preguntó. Chuck quién iba conduciendo lo miró por el espejo retrovisor y fingió no entender la pregunta. —¿A qué se refiere señor?. —Los escuché hablando en la mañana, no te hagas el tonto. Chuck sonrió al escuchar a Giovanni, había trabajado para él por casi cuatro años, sabía que se molestaba con facilidad y también sabía que cuando ofrecía su amistad era de verdad, en todos sus años nunca conoció a alguien tal leal como él, así que se alegraba de trabajar para él, pues gracias a él había aprendido muchas cosas. —Ah, eso, pues solo creo que se entienden bien— respondió Chuck. —¿Eso que mierda quiere decir?. —Están teniendo una aventura— respondió sin darle tantas vueltas al asunto. —¿Desde cuando? — preguntó Giovanni un poco más interesado. —No lo sé. Una vez que llegaron a la casa Giovanni entró y lo primero que miró fue a Vanesa platicando con Santino, sonreía de una manera diferente, era ridículo, casi parecía una mujer inocente y tierna. —¿Tu que haces aquí?, ¿No tienes trabajo que hacer? — preguntó Giovanni sin ninguna pizca de amabilidad, Santino se enderezó y se disculpó para después salir de la casa, Vanesa lo miró un poco molesta pero no le importó en lo más mínimo, se estaba acostumbrando a su mal humor. —Ven a mi despacho ahora —ordenó Giovanni y caminó hasta su despacho, una vez entró fue directo a servirse un trago, se sentía muy estresado por toda la situación en la que estaba, así que necesitaba algo con que liberar su estrés. —¿Qué necesita? —preguntó Vanesa mientras lo veía sirviéndose un trago. —Me importa un carajo con quien te metas, pero mas te vale no arruinar mis planes, y tampoco hagas que mis empleados descuiden sus labores, les pago un maldito sueldo y no es para que pierdan el tiempo contigo, ¿Entendiste?. —Si—respondió Vanesa a regañadientes. Giovanni la miró y notó que hoy se veía mucho más llamativa, usaba un vestido n***o floreado con delgados tirantes, dejaba ver sus piernas y su bonito busto, ella era joven, y tenía ese aire de frescura, se veía inocente pero sin duda no perdía el tiempo. —Nos casaremos este Lunes, será algo muy rápido y sin tanto alboroto, solo esperaremos unos meses y nos divorciaremos, luego podrás volver a tu país. —¿Por qué no puedes casarte con tu novia?, si tanto la amas deberías de estar dispuesto a todo. —Las personas como tu jamás entenderían, ahora vete y deja de molestar—ordenó Giovanni mientras sacaba un cigarrillo de su cajetilla personalizada. Giovanni conoció a Bianca durante su adolescencia y se enamoró de ella con locura, pero sólo dos años después ella viajó a Brasil, Giovanni creyó que podían mantener una relación a distancia hasta que se enteró de que ella ya estaba saliendo con alguien más, se sintió muy triste pero al mismo tiempo maduró, pasó once años sin saber de ella y creyó que la había olvidado, pero cuando la volvió a ver hacia dos años atrás, de nuevo se sintió muy atraído hacia la mujer que era ahora, salió con ella de nuevo pero su familia no la aceptó, en especial su abuela y su padre, no creían que fuera una buena mujer para él. Por supuesto Giovanni no les hizo caso y siguió teniendo una relación con Bianca, hasta que su padre lo amenazó con darle el mando de todo a su primo Maurizio, lo cual no era algo aceptable, había trabajado tanto y regalarle su esfuerzo al nefasto de su primo no era algo que quisiera, habían sido rivales desde pequeños, y sería su burla de por vida si perdía todo por una mujer, amaba a Bianca, pero aún se preguntaba, ¿si la amaba tanto como para perder todo?, todavía no tenía clara la respuesta, lo que sí tenía claro, era que ni en un millón de años dejaría que Maurizio fuera el líder de la familia Berlusconi. Giovanni se fumó su cigarro con tranquilidad y después fue a comer algo, últimamente Bianca estaba un poco ausente, el creía que debía ser por la situación que ocurría con Vanesa, así que quería deshacerse de ella rápido y seguir su vida, una vez que su padre lo nombrara el líder de la familia y de la empresa, no habría nada que le impidiera hacer lo que él quisiera. Fue a su habitación y tomó una ducha, estuvo trabajando un rato y luego se fue a la cama, estaba cansado, pero por alguna razón no podía dormir, así que decidió salir al balcón a fumar un cigarro, ya pasaba de media noche, apenas salió al balcón notó a la joven que estaba a lado llorando, ella lo miró y regresó a su habitación, Giovanni se sintió un poco mal por ella, no debía ser fácil para ella tener que soportar todo, él estaba consiente de que era un cabron, pero siempre había sido de ese modo, además para él, Vanesa solo era una oportunista, una persona así no merecía su respeto. ……………….. El fin de semana como de costumbre la familia Berlusconi tenía una reunión, siempre después de la cena los hombres se iban a una reunión en privado. Vanesa aún no sabía a qué se dedicaban exactamente, pero había oído algo sobre cargamentos ilegales, tampoco quería involucrarse más de lo que ya estaba, así que sólo se dedicaba a sonreír y ser agradable, —¿Qué es lo que le ocurre hoy a Giovanni? —preguntó la señora Carmina, —¿Acaso esta enfermo?. Vanesa había notado que tocía durante el desayuno, y que hacía algunos gestos de dolor, pero no se atrevió a preguntar como estaba, además ella no era quien debía de interesarse en su salud. —Creo que se va a resfriar, pero él no se queja, ya lo conoce—informó Vanesa. —Tienes razón, siempre ha sido así, incluso desde niño, jamás me decía cuando se sentía mal, así que por favor cuídalo y si es necesario oblígalo a ir al médico —dijo la señora Katherine algo preocupada, después hablaría con él. —Todos los hombres se creen muy rudos hasta que les da una gripe, entonces se vuelven unos llorones—dijo la señora Paola, una de las tías de Giovanni por parte de su madre, también era la esposa de Bruno Berlusconi, el hermano menor del señor Alessandro. —Lo se, cuando mi hijo se enferma pareciera que de verdad se va a morir — dijo Eleonora la esposa de Luca Berlusconi y también la madre de Maurizio. Era una familia realmente grande, había niños pequeños como Fabiola de cinco años, la hija de Paola y Bruno, Marcó de dieciocho años y Elisa su hija mayor de Treinta años, pero Elisa se había casado con un americano y ahora vivía en California. De la familia de Eleonora y Luca, estaba Maurizio quien tenía treinta y dos años de edad y Salvatore que tenía sólo un año menos que Maurizio. También faltaba la hija menor de Katherine y de Alessandro quien estaba en unas vacaciones por Francia. Los hombres terminaron su reunión y Maurizio fue directo hasta Vanesa una vez que salió, ella realmente le agradaba. — Ehi bella, ¿Cuando usciamo io e te?, (Oye hermosa, ¿Cuando vamos a salir tu y yo). Vanesa no entendió lo que Maurizio le preguntó y este solo sonrió, —Te invito a salir—dijo mientras admiraba los bonitos ojos de la mujer. Vanesa iba a responder pero Giovanni llegó y la tomó del brazo, ejerció presión sobre ella y miró a Maurizio. —Deja de una vez a mi novia—advirtió. —Vamos, solo la invité a comer, ¿No dudas de su amor por ti o si?. —Basta no peleen de nuevo— dijo Alessandro. Giovanni se despidió de sus padres y salió de la casa muy molesto, Maurizio lograba desquiciarlo muy rápido, además se sentía muy mal, le dolía la cabeza, el cuerpo y la garganta, tenía escalofríos y todo lo que quería era ir a dormir. Vanesa se despidió como pudo y fue jalada hasta la salida. —¿Por qué insistes en molestar a Giovanni? — preguntó Eleonora un poco molesta con su hijo, todos estaban acostumbrados a verlos pelear, pero últimamente no conocían límites. —Así demuestro que lo quiero, además la chica me agrada —respondió Maurizio. —Vanesa esta con Giovanni, tienes que respetar eso, no querrás una lucha entre familia— dijo Carmina. Maurizio solo asintió y abrazó a su nana para que ya no lo regañara más. Una vez dentro del auto Vanesa miró a Giovanni, y se preguntó si él estaba en condiciones de manejar, se puso el cinturón de seguridad y prefirió no decir nada. Al llegar a casa Giovanni se fue directo a su habitación y Vanesa no dejó de preocuparse por su salud, se veía muy pálido cuando llegaron. —¿Zinerva, Donde esta Bianca? — preguntó Vanesa al ver que Zinerva terminaba de limpiar la sala. —No lo sé, no ha venido. —¿Tienes su numero?. —Creo que esta en el directorio, déjame ver. Zinerva le trajo un numero telefónico, Vanesa estuvo tratando de comunicarse con ella, pero nunca atendió su teléfono, no sabía que hacer exactamente, ¿Ayudarlo o no ayudarlo?, él no había sido bueno con ella, salvo por que la dejaba comer gratis… y también la dejaba dormir bajo un techo decente y una cama muy cómoda…."Maldición". —¿Tienen medicamentos aquí? — preguntó Vanesa. —¿Te sientes mal?. —No es para mí, es para el troglodita que está haya arriba— respondió Vanesa. Zinerva sonrió y le trajo un botiquín de emergencias. Vanesa tomó unas pastillas y fue a la cocina, le hizo un té de limón con miel, y fue a su habitación, la puerta estaba cerrada, respiró hondo y tocó, pero no hubo respuesta, tocó un par de veces y al final decidió entrar sin permiso, encendió la luz y miró a Giovanni tirado en la cama, no se había quitado el traje n***o, ni siquiera se había quitado los zapatos, dejó el té y las pastillas en un pequeño buró y fue a tocar la frente de Giovanni, el tipo estaba ardiendo en calentura y estaba bañado en sudor, se apresuró a ir al baño y mojó una pequeña toalla, la puso sobre su frente y le quitó los zapatos, los calcetines y desabotonó su camisa blanca, ahora que lo veía en paz y tranquilidad, al borde de la muerte, notaba lo guapo que era, no parecía molesto, tenía hermosos labios, tenía unas cejas gruesas pero bien definidas, tenía un mentón fino y una nariz perfilada, sus cejas no estaban contraídas como de costumbre, si Vanesa tuviera su teléfono le tomaría una foto para el recuerdo. Como pudo le quitó el saco y la camisa, para poder bajarle la temperatura, le cambió la toalla húmeda de la frente y trató de despertarlo. —Tienes que tomarte la medicina, por favor. Giovanni apenas abrió los ojos y Vanesa aprovechó para poner una pastilla dentro de su boca, la jaló hacia él y acarició el rostro de Vanesa, pensando que era Bianca quien lo cuidaba. —Te amo—dijo Giovanni y volvió a cerrar los ojos, Vanesa solo parpadeo y miró a su alrededor, sabía que esas palabras no eran para ella, pero aún así sintió su corazón acelerarse, se quedó toda la noche cuidando del hombre, afortunadamente la temperatura no subió más, para las cuatro de la mañana ya se sentía muy cansada, y al ver que ya estaba mejor lo dejó descansar y se fue a su habitación a dormir. Cuando Giovanni despertó notó la toalla que estaba en su frente, se incorporó muy despacio y miró las pastillas y el té que estaban en su buró, también estaba solo con sus pantalones, en su memoria estaba Bianca cuidando de él, ¿Pero donde estaba ella?, el cuerpo, la cabeza y la garganta aun le dolían, sacó una pastilla y la tomó, fue a tomar una ducha y una vez que salió escuchó su teléfono, miró el identificador y se dio cuenta de que era Bianca. —Bueno. —Mi amor, perdón por no responder tus llamadas anoche, estaba con mi mamá y olvidé mi teléfono, ¿Pero por que me marcaste de la casa? —preguntó Bianca al otro lado de la línea. —¿No viniste anoche?. —No, ya te lo dije estaba con mi mamá, ¿Esta todo bien?. —Si, no te preocupes, debí haberme confundido. —Bueno, te veo en la tarde, vayamos a comer algo rico, hace mucho que no salimos juntos. —Si, claro. Giovanni terminó de hablar con Bianca y volvió a ver el té y las pastillas, fue a vestirse y bajó a al comedor. Pía le sirvió el desayuno como de costumbre y él no pudo evitar preguntar, —¿Sabes quien cuido de mi anoche?. Pía lo miró y negó. —Fue Vanesa — respondió Zinerva quién no estaba muy lejos regando las pequeñas plantas que estaban en un estante. —¿Vanesa?. —Si, ella buscó medicamentos para usted y también le hizo un té. —No sabía que estaba enfermo, le prepararé caldo de pollo para que se mejore más rápido — dijo Pía y se apresuró a volver a la cocina. Giovanni se quedó muy pensativo, él recordaba vagamente que alguien le hablaba en la noche y que constantemente le cambiaban la toalla de la frente. Terminó su desayuno y fue a la habitación de Vanesa, tocó a la puerta y ella tardó en abrir, traía puesta solo una camisa y dejaba ver su ropa interior en la parte baja, tenía ojeras y apenas podía mantener los ojos abiertos. —¿Si?. Giovanni apretó la mandíbula y miró hacía otro lado que no fuera a ella, —Gracias. —¿Por qué? — preguntó Vanesa y se recargó en el marco de la puerta. —Por cuidarme anoche. —Si le restas mil dólares a mi deuda estamos a mano. Giovanni la miró y dijo—De acuerdo. —Bien, volveré a dormir y usted debería de ir al doctor—Dijo Vanesa y dio media vuelta, Giovanni miró su bien formado culo y por primera vez sintió cierta curiosidad por ella. ▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️ Extra: Maurizio subió a su auto junto con su hermano Salvatore y sonrió al recordar a Vanesa. —¿No te parece linda? —preguntó Maurizio mientras encendía el motor de su auto. —¿Hablas de Vanesa?. —¿De quién más si no?. —Si, es bonita y humilde, además tiene un humor diferente al de las chicas con las que Giovanni acostumbra salir, no he hablado mucho con ella, pero si, me parece que si es linda—respondió Salvatore y encendió un cigarrillo. —¿Podrías investigarla por mi? — preguntó Maurizio y miró a su hermano. —Se lo que planeas hacer, y solo te diré que tengas cuidado, no quieres al duque de enemigo. —Salvatore, Salvatore, Giovanni e io, siamo già nemici, (Salvatore, Salvatore, Giovanni y yo, ya somos enemigos).
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