Venir sin una cita a una embajada es arriesgarse a que te echen inmediatamente del lugar, pero afortunadamente, al decir que venía de parte del embajador Ackermann ha tenido su ventaja para que ahora esté aquí adentro esperando a ser atendido. No voy a negar que estoy nervioso, si me llegan a decir que no hay rastro alguno de Yana, la situación será más difícil y es que se supone que aquí es donde todo debería empezar.
—¿Señor Moreau?— Pregunta a un hombre e inmediatamente me pongo de pie.
—Si, soy yo— Respondo nervioso y me hace un ademán.
—Por favor sígame por aquí, el embajador Keller lo está esperando— Indica y me sorprendo al darme cuenta de que el plan va saliendo bien, al menos esta primera fase.
Tal y como me lo ha pedido, los sigo por la embajada hasta que llegamos a la puerta de la oficina del embajador y él se encarga de abrir para anunciarme y luego permitirme pasar —Señor Moreau, pensaba que era un invento de su parte, pero es llame al exembajador Ackermann y confirmó que usted estaba aquí haciéndole un favor— Me dice mientras que se pone de pie y se acerca a mí para estrechar mi mano.
—Siento mucho no haber venido con una cita, pero como sabrá no tengo mucho tiempo que perder, estoy buscando a la hija del embajador y el último dato que tenemos es que estuvo aquí en Buenos Aires, quiero pensar que todavía sigue en el país— Me justificó un tanto avergonzado por la situación.
—Lo entiendo, nosotros también estábamos preocupados por ella— Me informa y sus palabras me alertan.
—¿A qué se refiere?— Preguntó tratando de mantener la calma.
—La señorita Ackermann desapareció y un hombre que estaba con ella solicitó ayuda a la policía local y por supuesto que al ser extranjera ellos se comunicaron con nosotros. Luego la policía recibió otra llamada, esta vez de alguien más, alguien que estaba con ella— Me deja saber.
—¿Y por qué no se lo dijo al exembajador? ¿Porque dice que estaban preocupados? ¿acaso ya no lo están? — Le reclamó molesto.
Él respira profundo y mira por encima de mi hombro y al darme vuelta veo el hombre que me trajo hasta esta oficina agachando su mirada —Es que la encontramos, al tratarse de la hija del exembajador decidimos enviar a alguien junto con la policía y pudimos dar con ella— Explica y puedo sentir como mi corazón se acelera.
—¿Y que pasó con Yana? ¿Dónde está?— Le preguntó desesperado y apenas puede mirarme.
—Ella está en el hospital, está muy grave. Mi secretario fue personalmente a verla esta mañana, pensábamos hablar con el exembajador, pero usted llegó primero. No sabíamos cómo darle la noticia—Me dice, y siento como el mundo tiembla bajo mis pies.
—¡¿Qué le paso a Yana?!— Insisto alterado y con ganas de llevarme el mundo por delante.
—Los médicos dijeron que la señorita Ackerman intento suicidarse, pero no sabemos si eso es cierto, ella aún no despierta— Me confiesa y en estos instantes puedo sentir como mis piernas se debilitan hasta el punto de que debo dejarme caer al suelo.
—¡No! ella no pudo hacer algo así… es imposible… no…— Pronuncio desesperado y es tanto el dolor que me consume por dentro que tan solo puedo cerrar mis ojos y dejar caer las lágrimas que se han acumulado.
—Señor Moreau…— Lo escucho decirme y de pronto siento sus manos sobre mis hombros —Lo siento, hicimos todo lo que pudimos, pero ahora solo queda esperar que ella salga de esta situación— Me dice y con el dolor de mi alma abro los ojos para verlo.
—Necesito ir donde esta ella, necesito decirle que esto vivo… que la necesito como el aire que respiro— Hablo a la nada, o a él, no lo sé.
El embajador Keller me ayuda a poner de pie y con un gesto le pide a su secretario que se acerque a nosotros —Federico, lleva al señor Moreau al hospital, por favor— Le pide y él tan solo asiente.
—Por supuesto señor embajador— Responde y me mira —¿Me acompaña por favor?— Me pregunta y a pesar del caos que llevo por dentro, asiento y es que lo único que quiero en estos instantes es verla, es pedirle por favor que no se rinda tan fácilmente… no podría soportar un mundo sin ella, definitivamente no.
Tengo muchísimas preguntas en mi cabeza, pero mi cuerpo no responde, no tengo ni siquiera la fuerza para pensar en todo lo que rodea esta situación, no ahora cuando lo único que quiero es volver a ver esos ojos azules que se convirtieron en mi vida entera desde el primer momento que los vi.