Aquellas palabras dejaron en total estupefacción a Analia, toda aquella excitación desapareció de su cuerpo. Aquello la había traído de vuelta a la realidad. Su primera reacción fue separar bruscamente de su cuerpo al desconocido, por primera vez se sintió sucia y utilizada. Estaba segura que aquel hombre había tenido todo previamente calculado. Se levantó de aquella cama totalmente desnuda, recogió su ropa para ponérsela a prisa. El desconocido se había dedicado únicamente a ver cada uno de los movimientos de aquella mujer que lo había dejado fascinado. Estaba completamente seguro que ella era la mujer ideal para casarse, era hermosa, tenía carácter y era increíble en la cama. -¿Quieres dejar de observarme? -habló ella cansada de tener la mirada de él sobre ella. -¿Cómo no deja