Capítulo 5

2427 Words
(Narra Dante Weiss) Carter nos guío hasta el lugar, nos transformamos para tener un mejor y más agudo sentido del olfato. Mientras caminábamos a través del bosque, los vi jugar entre ellos como un par de cachorros. Se empujaban y lanzaban lametadas. Era algo incómodo de ver. Muy desagradable. No podía ir detrás de ellos sin hacer gestos de asco, así que opté por mirar hacia otro lado y concentrarme en el bosque que recorríamos. Grandes árboles nos rodeaban, por alguna razón ese lugar me producía una sensación de tristeza e incomodidad. Los arboles crujían cada vez que el viento les mecía, estábamos en septiembre y las hojas ya se comenzaban a tornar amarillentas. El otoño estaba comenzando a verse con más notoriedad. Pronto, este lugar se tornaría lúgubre y de un aspecto casi desvaído, todo me parecía mal. Mierda, estaba molesto, para que ocultarlo. Annie estaba ocupada y mucho…Sus estudios la consumían, ella quería ser la mejor y eso significaba dar un esfuerzo mayor. Y por otro lado estaba ese hijo de perra que la molestó, quería buscarlo y hacerlo desaparecer “accidentalmente”. Ver a Carter con Bree me hacía sentir celos…Lo mismo con Konrad y Dania, estaba rodeado de parejas felices, mientras yo estaba separado de mi conejita. Apenas y podría pasar tiempo con ella. Menuda mierda. Luego de unos cuantos minutos llegamos al lugar, una especie de claro. ― Voy a darle una vuelta. ― Informé y Carter asintió. Pude sentir el olor que emanaba mi amigo, era de azoramiento, él no quería estar ahí. Recorrí las orillas del claro unas dos veces, buscando algún aroma que me llamará la atención. Pero no había nada sospechoso. Solo unas cuantas trazas, pero eran muy viejas. No eran para nada recientes. ― ¿Encontraste algo? ― Me preguntó Bree. ― Nada. ― Yo… Bueno. ― Habló con cuidado. ― Creo que hay algo en la cueva. Carter me mostró. Tuve que arrastrarme para entrar en ella, era una cueva pequeña, aproximadamente de 4 metros de ancho, 10 de largo y apenas 1.20 de alto. Estaba oculta tras grandes árboles, cuyo follaje espeso la escondía de los ojos que no eran atentos. Una vez ahí, no fue difícil sentir ese aroma. Uno era de Carter y el otro, en efecto, era de lobo. Ahí hubo un lobo y no me quedaba duda. Pero tras ese primer aroma había otro. Yo jamás he sabido explicar esto, pero hay ciertas emociones que desprenden un olor propio, como el amor, uno que olía dulce y era muy agradable, Annie siempre lo desprendía cuando estaba conmigo, lo mismo que el deseo y la tristeza. Pero ahí, en esa cueva, había un fuerte olor impregnado. Odio. Olía a mucho odio. Estaba pegado a todo, Salí de ahí para ver a Carter sentado sobre sus patas y a Bree restregándole la cabeza para reconfortarlo. Mi amigo emitía leves chillidos. ― Carter, ¿sentiste ese aroma? ― El me miró confundido.― Uno agrió. Un olor agrió y podrido. Como si fuera una herida supurando. ― Bree se quedó quieta y clavó sus ojos lobunos en mí. ― Yo si lo sentí. ¿A qué pertenece? ― Me dijo. ― Odio. Carter abrió los ojos y pensó un poco antes de hablar. ― ¿Así es como debe oler? ― Yo asentí con pesadez. ― No lo entiendo, he olido el odio antes. Pero nunca algo similar. ― Sí. ― Admití. ― Es solo que este odio es demasiado…― Pensé en las palabras para describirlo. ― Profundo. Es tan miserable y desesperante. ― Eso quiere decir…― Habló Bree. ― Que si hay un lobo está lleno de todo ese odio. ― Eso está mal. Muy mal. ― Carter pronunció aquello con cierto dolor. ― Vámonos de aquí. ― ¿Recordaras el olor de ese lobo? ― Le pregunté. ― Sí, lo haré. Nos fuimos de ahí, pero antes de irme volví a darle una mirada a ese lugar. ¿Qué carajos habría pasado ahí? Carter pospuso sus tareas para pasar el rato con Bree, yo me quedé afuera de la facultad de Annie, esperándola. En cuanto la vi salir me puse en pie y avancé, no sin antes buscar con la mano la cajita que oculté en el bolsillo de mi pantalón. Esperaba que le gustará mi regalo. ― Dante. ― Su sonrisa me hizo responderle de la misma manera. Las comisuras de sus labios se fruncieron con suma elegancia y la hacían verse más linda de lo que ya era. Se colgó una pequeña mochila al hombro y avanzó más aprisa para poder darme un abrazo. Yo la aferré entre mis brazos, deseando quedarnos así para siempre. ― Conejita. ― Le dije y ella ladeó la cabeza para colocarla sobre mi pecho. De la lejanía me llegaron los cuchicheos de unas chicas. ― ¿Esa es Annie? ― ¡Vaya! ¡Qué pedazo de cuero tiene por novio! ― ¿Es el que le puso el alto a Cris? ― Suspiró alguien. ― Quiero uno así. Annie no pudo escucharlas, y no era necesario que lo hiciera. La tomé de una mano y la deje guiarme por la universidad. ― ¿Ya no hay más clases? ― Ella negó con la cabeza. ― ¿Tareas? ― Repitió ese movimiento. ― ¿Estas totalmente libre? ― Totalmente. ― Instintivamente la miré de arriba a abajo. Llevaba unos pants azul marino y una camisa de manga larga. Ese era su uniforme de veterinaria, pero solo lo usaba en ciertas clases que lo requerían. Llevaba el cabello atado en un moño y pequeños mechones se le salían de forma saltona enmarcándole el rostro. Era hermosa. ¡j***r! Era la mujer más hermosa del mundo entero. ― Entonces…― Me incliné para tomarla de la cintura y susurrarle al odio. ― ¿Podemos ir a tu habitación? De inmediato se puso roja como tomate y se quedó quieta como una estatua. Comencé a mover mi mano por su espalda de forma tentadora. ― Dante, no. ― Me dijo con cierto nerviosismo. ― Si tu compañera está en el dormitorio, también está el bosque como una opción. ― Susurré de nuevo en su oído. ― No…― Respondió luego de pensarlo un momento. ― Bueno…― Farfullé con la cara triste. Aunque no rendido. ― Te quiero presentar a mi amiga y compañera de cuarto, Deli. ― Sus ojos se iluminaron como chispas, esa tal Deli debía de caerle muy bien. Caminamos hasta su dormitorio, ella subió a toda prisa y yo me quedé afuera siendo la comidilla de todas esas universitarias degeneradas. Algunas más descaradas que otras, no conscientes de que era capaz de escucharlas cotillear sobre mí, decían cosas muy asquerosas, sobre mi cara y mi… Mi cuerpo. Las ignoré a todas y me centré en la placa de metal que estaba sobre la entrada de la residencia. Residencia Rosea Cordis fundada en 1897 Usada en un principio como facultad de medicina Siendo convertida en residencia en 1960 ― Así que fue de las primeras facultades. ― Susurré. Y entonces la voz de mi preciosa conejita resonó por el pasillo que llevaba a la entrada. ― ¡Dante! ― Al girar vi que tomada de su mano venía una chica menuda y pequeña, su cabello era una curiosidad para mí. Ya que no conocía muchos pelirrojos. Ni siquiera en Alemania había visto a uno con un color tan intenso como el de esa chica. ― Deli, él es Dante. ― La chica clavó sus ojos azules en mí y por una fracción de segundo pude sentir el olor de la tristeza. Eso me descolocó un poco, pero en seguida el olor se fue y fue remplazado por otro, uno muy normal, similar al de Annie pero al mismo tiempo muy diferente. ― Dante, ella es Deli. Mi compañera y mejor amiga. Deli la miró impresionada y ambas se sonrieron. Realmente se agradaban. ― Hola, Deli. ― La saludé y le estreché la mano, ella dudó entre si responderme o no, pero al final lo hizo rápidamente. Notó mi expresión de confusión y aclaró el gesto. ― Es solo que me cuesta trabajo que me toquen otras personas, no lo tomes a mal. ― Pidió con amabilidad. ― No te preocupes. ― Y mientras lo decía no pude evitar pensar en si alguien le había hecho daño a esa chica alguna vez. Si fue así, que maldita basura el que lo había hecho. ― Eres demasiado grande. ― Admitió luego de mirarme de los pies a la cabeza. ― Si no es una indiscreción mía, ¿cuánto mides? ― 1.91 ― Dije restándole importancia. ― Jesús. ― Respingó y se llevó una mano a la boca. Luego miró a Annie preocupada y después a mí con terror. No necesité que me lo dijera para darme cuenta que es lo que le se le había pasado por la cabeza. ― ¿Eres de por aquí, Deli? ― Ella se espabiló con mi pregunta y volvió a tener esa expresión alegre. ― Mi familia llegó del otro continente. Y nos asentamos aquí. ― Ya veo. ― Deli es muy lista. ― Me dijo Annie. ― Sabe muchísimo de la universidad y es muy buena en historia. Sabe de cada rincón del lugar. Además lee bastante y… ¡Estudia Artes! Charlamos un buen rato con Deli y cuando se estaba haciendo tarde, Bree nos llamó para reunirnos todos en una cafetería. Pasamos una tarde agradable, los panquesitos de Bree estaban… bien, no quiero admitirlo, pero si estaban buenos. Carter, Annie y Deli se desvivieron en elogios hacia ella por su gran horneado. Terminaron haciendo que Bree fanfarroneara sobre poder hornear lo que fuera a la perfección. ― Annie. ― Le susurré mientras todos los demás hablaban animadamente. ― ¿Puedes darme un momento a solas? ― Sí. ― Me respondió con dulzura y salimos afuera de la cafetería. Ya era de noche, y las luces de los faroles que había estaban encendidos y brillaban con un fulgor viejo, como si te transportaran a otra época. ― Yo… Te traje esto…― Saqué la caja de mi bolsillo y se la extendí. Annie lo abrió con cuidado y dejó que la luz golpeara el brillante bolígrafo metálico que había dentro. Era delgado y se veía elegante. ― ¡Gracias! ― Exclamó y yo me incliné para que me diera un beso en la mejilla. Y así lo hizo, depositó un beso que sonó con fuerza en mis oídos. Eso era malditamente agradable para mí. ― Pero no es todo―tomé el bolígrafo y separé la parte de arriba luego de haber presionado el clip. Y deje ver la pequeña navaja que había oculta. ― No te molestes. Annie abrió los ojos y tomó el bolígrafo en sus manos. ― ¿Es de verdad? ― Sí. ― Respondí temeroso de haberla hecho enojar. ― ¿Puedo lastimar a alguien? ― Yo asentí y muy para mi sorpresa ella comenzó a mover el bolígrafo en el aire como una navaja de verdad, mientras imitaba el sonido de una navaja atravesando algo. Una carcajada se me escapó. ― Pensé que iba a molestarte. ― Admití mientras me pasaba los dedos por el cabello. ― Me gusta. ― Dijo y sonrió en un intento por verse ruda. Yo la tomé de los hombros y la miré. ― Mi mayor temor es que te pase algo mientras no estoy cerca. Si algo pasa, que yo espero que no, usa esto y defiéndete. ― Lo haré. ― Respondió con la mayor de las seguridades. Esa noche, Carter, Bree y yo dormimos en el bosque. Casi como una pijamada lobuna. Mi amigo fue el primero en caer, estaba exhausto y seguro que era la primera noche en semanas que podía dormir bien. Nos quedamos en un lugar no tan apartado de la residencia de Annie, ella dormiría en su habitación. No podría pedirle venir fuera, y ella se rehusó a que yo durmiera dentro y asustara a Deli. Esa noche la luna estuvo oculta, las nubes la cubrieron con violencia. Estaba muy oscuro y lo único que podía escuchar eran las respiraciones acompasadas de Bree y Carter. Algunos animales nocturnos y uno que otro ruido proveniente de los alumnos que seguían despiertos. Intenté cerrar los ojos y poder conciliar el sueño, pero era realmente difícil cuando lo único que estaba en mi cabeza era Annie. En algún momento, cuando estaba medio dormido, los gritos de una chica me espabilaron, eran gritos como de una pelea. Agudicé el oído y pude escuchar parte de lo que decían. ― ¡Déjame en paz! ― Chilló la mujer. ― ¡Cierra la boca! ¡Tú estabas de caliente provocándome! ― ¡No, no! ¡Ayuda! ― Gritó y no necesité más. De un salto ya estaba en marcha. Antes de que yo llegará, otro gritó resonó y me hizo detenerme. Era un grito de dolor pero provino del hombre. Aceleré y lo que vi me dejo helado. Su brazo y su cara sangraban con violencia. Le habían dado una buena mordida y una zarpada en la cara. Y sentí el aroma, el mismo que el de la cueva. Era de ese lobo. Lo busqué de inmediato y lo vi entrando en el bosque. Lo seguí y lo logré ver, entonces el lomo se me erizó, tenía un tamaño descomunal aun estando bastante alejado de mí, quizá rondaba los 2 metros de alto. Aceleré el paso, pero en algún momento la oscuridad me hizo perderlo y ni siquiera con su aroma pude ser capaz de encontrarlo. Ese maldito lobo se esfumó. ************* SI ENCUENTRAS ALGÚN ERROR ORTOGRÁFICO SIÉNTETE LIBRE DE COMENTARLO PARA PODER CORREGIRLO. ************ ¡AVISO! A partir del próximo capítulo la historia se vuelve de paga, así que voy a mantener el mismo "formato" que con Mi Lobo de Verano, por lo tanto, ningún capítulo va a valer más de 10 monedas, así que los capítulos largos estarán divididos en partes y también se publicarán el mimos día. Y si eres nuevo en la plataforma y no sabes cómo obtener monedas gratis para desbloquear capítulos, busca un tutorial que subí a You.Tube llamado: "Como leer en Dreame y Sueñovela sin gastar dinero". No es necesario que gastes tu dinero, y siendo sinceros, yo preferiría que no lo hicieras, aunque igual es tu decisión?. Muchas gracias por tu apoyo! ❤️
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