— ¿Qué te pasa? – pregunta Alex mientras desayunamos
— Nada – contesto despistadamente
— Entonces ¿porque no has probado tu desayuno? – contesta Alex dudoso
— No tengo hambre, estoy bien, mejor cuéntame cómo te fue anoche en la colección de Italmoda – digo y el solo recordar a la mujer esa coqueteándole me provoca una rabia inmensa, pero me contengo
— Bien, estuvo tranquilo – dice Alex secamente, no menciona a la tal Minerva, eso me pone más intranquila
— Y había muchas mujeres guapas seguramente–digo sarcásticamente, él me mira, sus ojos verdes están fríos sobre mí, de pronto se suavizan y se forma una media sonrisa en sus sexys labios
— ¿Estas, celosa? – dice con tono divertido y lo fulmino con la mirada
—No tienes por qué estarlo, a mí la única mujer que me gusta eres tú – dice y
