Entramos a la cocina y ahí están sus padres, nos saludamos y de inmediato nos sirven. —Disfruten la comida, ahora regresamos —se disculpa Nathely y salen a revisar algunos pedidos que les acaban de llegar. Doy el primer bocado y no puedo reprimirme para saborear la comida, está deliciosa, me hace recordar a la forma en que cocina Irina. Nathan tiene el tenedor en la boca y no me quita los ojos de encima. —Lo siento —me disculpo al pasar el bocado. —No te disculpes, pero tampoco me pidas que no te mire, porque es imposible —abre los primeros botones de su camisa como si estuviera acalorado y suelto una carcajada. —Eres un exagerado —lo recrimino y seguimos comiendo. En esta ocasión Nathan también me distrae, entre ver su camisa húmeda pegada a su pecho y ver los primeros botone