Alessandro.
—Durante todo el día e intentado disculparse con esa mujer, princesa. ¿Por qué tiene que ser tan testadura?
»¡Un momento! ¿Por qué me preocupa que esa mujer me perdone? He tenido a las mejores mujeres en mi cama. Conocí a una actriz hace algunos años y me rogó para que no la dejará y ella no me importaba, solo la use como un premio para presumir con mis amigos en la empresa.
«¿No lo sé, será talvez el karma?».
¡Maldita conciencia! Es como si tuviera pensamientos propios.
Acaricio a princesa y siento algo extraño.
—Creo que estás subiendo de peso, princesa. Por eso te quiero, tú nunca me gritas y eres obediente, no como esa mujer de cristal. Se ofende por todo.
—¡¿Papá?! ¡Wow, tienes una mascota!
—Sí, Nicolás. ¿Te gusta?
—Sí, papá. Siempre le pedí a mamá una mascota,
