Katherine. Horas después.
Abro los ojos y lo único que recuerdo es que me durmieron para sacar a la bebé, después de eso no recuerdo nada más. Me muevo un poco y veo a Alessandro tomando mi mano, él es tan lindo, se encuentra dormido.
—Alessandro, mi amor.
Él abre los ojos y me sonríe.
—Muñeca, que bien que despiertas, estaba tan preocupado por ti. Has dormido todo el día.
—¡¿Cómo está nuestra bebé?!
—No te preocupes, muñeca, todo está bien. Le enviaré un mensaje a tu madre para que le pida a la enfermera que traigan a nuestra bebé.
—Está bien, ¿cómo estás tú?
—Muñeca, no te preocupes por mí, tampoco por Nicolás, estamos bien y todos cargamos a la bebé, solo faltas tú, es preciosa y no es por presumir, pero tiene los ojos azules como los míos.
—¡¿De verdad?!
—Sí, solo los abrió u
