(Narra Annie Rowan)
No sabía si estaba exhausta o simplemente quería más de aquello, así que solo opté por reposar mi cabeza en su hombro, a lo que él respondió con un delicado toque de sus dedos recorriendo mi espalda, todo eso mientras aún respiraba agitado y me acariciaba el cabello con su otra mano. Yo me quede quieta, mientras procesaba lo que había pasado, no fue hasta que su voz me trajo de vuelta, “Oh Annie” Dijo en un suspiró, y el calor de su aliento tocó mi oído. La forma en que lo dijo, era como si me necesitara más que a nada y también, como si fuera su tesoro más valioso. Cada vez que lo recuerdo, siento que mi cuerpo entero tiembla. Y ahora… Mira a donde he llegado, a estar deseosa de más. Pero mi parte lógica, me decía que no, que eso no podía ser posible. Dante se la pasa
