Selene Camino sin rumbo fijo, añorando tener a mi pequeña, ¿Dónde estará? ¿Será felíz? Siento que todo lo que amaba se fue, por ser cobarde, por no saber decir que no. Llego a casa y para variar hay reunión, mi madre, mi padre, mi hermano y Lizabeth, hablando de cosas banales. -Ay Selene, pero que fachas hija -declara mi madre. -Disculpa madre, no sabía que debía sacar mi vestido bordado de oro para salir a caminar. -Amiga, creo que no es manera de hablarle a tu madre. Miro a Lizabeth y si en mis pupilas tuviera cañones ya la hubiera matado. -Pues no me interesa tu opinión, Lizabeth. -Selene basta. -sentencia mi hermano. -¿Basta, por qué? No he hecho nada Claudio. -Sabemos porque estás así, por la bastarda que regaló mi madre. -No te vuelvas a referir de esa manera s