Domicile's Care: Madre a domicilio.

- ¿Algo más, Señor Yorke? - Envía los documentos que te he entregado, antes dupícalo y traelo cuando éste listó. Eso es todo, puedes retirarte. Ella se retiró rápidamente del lugar, haciendo que el sonido de sus zapatos resonaban fuertemente entre las cuatro paredes.  El día de Milo había comenzado a las cinco de la mañana. Grace había despertado con náuseas y tuvo que hacer una rápida ida al hospital. Esa noche se había acostado a las tres de la madrugada, por lo que, dos horas de sueño habían sido lo unico que pudo conseguir, siendo de gran inconveniencia.  Sus ojos se cerraban y parecian bajar lentamente por sus retinas, aunque trataba de no darle mucha importancia. Tenía que terminar su trabajo así podría largarse de una vez.  Tomó su teléfono. -Hola, Lucy ...he llamado para saber de Grace, pásame con ella. - ordenó -...hola cariño, ¿como estas? - con una sonrisa en su rostro, su voz cambió completamente- ¿En serio? Eso es genial. Espero ir más temprano hoy. ¿Que? No es fácil conseguir una...lo se, hija, te lo he prometido, lo se. Escucha, bien...ve a descansar e iré más temprano hoy. Lo prometo. Adios, te amo. Cortó la llamada y se paró de su asiento. Grace a veces se lo estaba ponía difícil. "Me habías prometido otra amiga y aún no la tienes", le había repetido a traves del telefono. Ella era como Milo; no paraba hasta conseguir lo que quería y no aceptaba un "no" como respuesta. Era pequeña, su cabello era del mismo color que el suyo; un rubio dorado, y sus ojos eran marrones, como los de su madre. Su cara tenía rasgos finos, y tenía, por sobre todo, una sonrisa encantadora que hacía que su padre hiciera todo lo que ella quería. Simplemente, era él en miniatura. Se tapó la cara. - Dios, ¿por que no estás aquí?- Susurró. El recuerdo de la sonrisa de Sarah dominaba su mente al menos dos veces al día. No había un solo día en el que no pensara en ella. Solo habían pasado 4 años desde su muerte. Eran demasiado jovenes, tenía 23 años, y ella 21.  No solía hablar de su muerte, sentía un dolor inmenso a la hora de tratar el tema. Era comprensible, el duelo es doloroso no importa cuantos años pasen y mucho más si de por medio hay hijos. Pero tenía a Grace. Su única esperanza, y se estaba yendo poco a poco. Presionó el botón del comunicador y rápidamente habló. - Rose, ¿Podrías llamar a Carl y decirle que venga ya mismo al edificio?- Sin más diálogos, finalizó la llamada. Más tarde, en algún café ubicado en plena avenida, muy cerca de Yorke Enterprises, el humeante café y el blanco vapor distraían a Milo mientras escupía con preocupación todo aquello que cargaba dentro. - No se que hacer, por lo general me ocupo bien de sus preguntas. Pero ahora es...diferente. Grace no ha dejado de pedirme explicaciones sobre su madre. -Lo hace diario, no te preocupes, ya se le pasará. Es completamente normal, ha perdido a su madre, sería extraño que no preguntara sobre ella. Milo lo miró amenazante. -¿Cómo esperas que Grace supere el vacío de no tener una madre? - Exclamó con enojo- ¿Crees que es lindo cuando va a los cumpleaños de sus amigas y ve cómo están sus madres, cuando ella no tiene una? No lo es, Carl. Se me está yendo de las manos. - Milo, - dijo serio - lo que Grace necesita es saber que sucedió. Debes explicarle por más dificil que sea. Si ella insiste en que quiere otra niñera, o algo de ese estilo, puede que desee una figura materna, alguién que esté siempre ahí, que le de algunas cosas que quizá no puedes darle tu, una amiga.   Suspiró. - Lo he intentado, lo he hecho. Ya perdí la cuenta. Niñeras entran, niñeras salen. No siguen el ritmo, no les agradan. Siento que necesita algo y no puedo dárselo.  Carl tomó su telefono y tecleó algo con rapidez.  -  ¿Recuerdas a John? - preguntó. Milo asintió. - Tiene tres hijos y su esposa murió cuando eran pequeños, hace unos tres años. Recuerdo que pasó por varias agencias hasta que encontró a Stella. Aun sigue con ellos.. - ¿Que agencia? He contactado a casi todas en esta parte de la ciudad.  - Le escribí, estoy seguro de que contestara en poco tiempo. - Milo asintió y quedó en silencio por un momento. Carl continuó hablando. - Sabes...no importa cuantas niñeras tenga Grace, es solo un apoyo temporal. Tendras que hablar con ella en algun momento.  - Lo se, yo… no quiero que crezca y se de cuenta de que no pude darle suficiente - dijo y lo miró con súplica.- Es lo unico que tengo. Carl observó a su amigo, tan vulnerable en aquel momento. No era una persona debil, ni se acercaba a esa descripción. Era frío, gracioso de vez en cuando, solo cuando se encontraba con las personas correctas, con los demás solo era una figura estricta.  Su telefono vibró. Lo levanto y despues de leer el mensaje, habló. - Domicile’s Care. Te enviaré el contacto. Milo asintió pensativo. -Bien, gracias. -Dijo serio.- Es algo arriesgado.. .pero puedo intentar hacer algo. ¿Dónde puedo averiguar más? ¿Dónde está? - Se que tienen distintas sedes, la principal en Seattle.  -¿Tiene página web?  - Si. - Milo lo miró con cautela.- Te la anotare aquí.  -Gracias. -Dijo seriamente.  - No es nada, no te comas la cabeza, Miles. Ella entendera. -Dijo y se levantó de su asiento.- Tengo que irme, avisame si contactas a la agencia, y si es así, cuéntame como te va. - ¿A dónde vas?  - Brunch con una rubia. - Respondió y con una sonrisa pícara se fue. Carl y Milo se conocían desde la secundaria. Él lo conocía demasiado como para saber que no articularia más de 50 palabras en una conversación. Aunque aun asi, lo queria.  Thom tenía trabajo, demasiado trabajo. Tenía varias cosas que leer, varios papeles que firmar, solo...demasiadas cosas. Le había prometido a Grace irse más temprano a casa. Su horario habitual de salida era a las tres de la tarde, por lo que trataría de estar en casa a las dos, o quizá a la una. Apenas eran las 10:15am cuando regresó a su oficina. Quedaban unas pocas horas. El trabajo era mucho. Aunque no tenía apuro, él era su propio jefe y podría hacer lo que se le dé la gana. Tomó el papel que Carl le había dado, y escribió la dirección en su ordenador. "www.domicilescare.com"  ¿Que clase de nombre era ese?, pensó. Necesitaba a alguien confiable, alguien que compartiera con Grace gustos y días, sin preocupación. Una persona amable, que compartiera los mismos valores que él tenía por su familia y que fuera honesta.  Durante el largo proceso de niñeras a lo largo de la vida de Grace, se habían cruzado con todo tipo de sorpresas, desde robos a descuidos. No quería ni necesitaba esa clase de problemas esta vez. Colocó algunas características en el buscador y miles de fotos de personas aparecieron en la pantalla. Hombres, mujeres, no binarios, cada uno con detalladas descripciones y referencias. Varias se veían, como decirlo, frias. Milo no queria eso, queria a alguien que fuese un ejemplo para Grace, no una figura estricta.  Beth Roberts, 28 años, reside en Seattle… Lucie Jacobs, 23 años, oriunda de Nueva Jersey… Michelle Evans...etc, etc. Siguió buscando hasta que sus ojos se posaron en un punto fijo. Elle Hetfield, 24 años. Soltera, sin hijos, sin compromiso ni inconvenientes para viajar. Salud estable. Y le parecía conocida. La chica tenía una sonrisa encantadora. "Nació el 22 de marzo de 1989. Sin enfermedades, totalmente saludable. Buena persona, amigable, sociable." Continuó leyendo y parecía haber encontrado lo que necesitaba. Había encontrado lo que buscaba. O eso creía, al menos. Marcó el número de la descripción y rápidamente una voz contestó. -Hola, ¿me estoy comunicando con Domicile’s Care?...Thomas. - Colocó su mano en su sien.- Si, estoy interesado. Si, ya lo he hecho. Estaba interesado en Elle Hetfield, estuve viendo su perfil y referencias, yo...genial.