Miles de historias de las que Ethan le había contado a Kendall pasaron por los ojos de la chica tal cual como si estuviera viendo una mala película de terror, el hombre que le había arruinado la infancia al chico del que ella estaba enamorada estaba allí frente a todas esas personas que lloraban la muerte de una vida que si valía la pena, y lo peor de todo lo que estaba pasando, era que por más que todos los presentes quisieran hacer algo, nadie tenía la potestad de hacer nada. Ni Kendall, que ardía de rabia y odio por una persona a la que ni siquiera conocía hasta entonces, ni Sam que había visto a su tía contándole a su madre todas las penas que ese patán le generaba, y mucho menos el propio Ethan que había vivido en carne y hueso cada uno de los estragos que Cristhian había causado, po