Espero fuera del cuarto de baño con mis ojos entrecerrados y la ropa en mis manos. Por suerte o por desgracia, he pillado a Ethan metido dentro, y el castaño tarda una su vida y la mía en estar preparado para enfrentar el día antes del nuevo año. Apoyo mi cabeza en la puerta blanca de madera y jadeo en voz baja porque quiero dormir un poco más pero con mamá es completamente imposible. Ha mandado a Connor y a Ethan a comprar y tenían que ser supervisados por una mujer porque “los chicos no saben comprar”. Connor no me necesita para ir a comprar preservativos, por ejemplo. La puerta se abre y caigo hacia delante solo unos centímetros. Mi cabeza da con algo duro y me incorporo para mirar a Ethan. Tan guapo como siempre. — ¿Algún día te veré despeinado? —Pregunto. Su sonrisa se ensancha