Mi corazón estaba por demás exaltado, no lograba controlarlo, no lograba dar un paso sin mirar a los costados constantemente. “Debí negarme a estar con ella”, me reproché; en ese momento, creí que sería más valiente, pero simplemente no podía, ella me llenaba de incertidumbre justamente porque había mucho que no entendía. — ¿Todo bien, Em? — Pool tenía un cono de helado en su mano, me había retrasado a propósito. — Ten, traje esto para que te levante un poco ese ánimo caído. — No acepté el helado. Era de mis sabores favoritos, pero ¿cómo podría estar segura que la loca esta no le hubiera puesto algo ahí? — Ey, ¿qué es lo que sucede? — Nada. — ¿Qué le iba a decir? — No es posible que no tengas nada, estabas de buen ánimo hasta que… — Su mirada de preocupación cambio drásti