Thomas no se había sentido tan nervioso en toda su vida. Samanta Norton había sido una niña medianamente grande, era preciosa, sus ojos eran oscuros, al igual que su pelo, de un azabache igual al suyo, pero sin duda se parecía a su madre. Sabía que su preciosa princesa estaba sana y salva y eso le hacía sentir un hombre muy feliz, pero lo que no esperaba era que un segundo niño se encontraba dentro de Joanne, nadie lo había esperado hasta que las contracciones habían seguido tras el primer parto. Y su mujer no parecía estar en condiciones de seguir aguantando más todo ese dolor. Michael no había apartado la mano de su hombro desde el momento en el que el parto comenzó. Kyle abrazaba a una preocupada Emily, los niños se encontraban con Karin y Margaret estaba en la habitación ayudando