—Traedle el banjo del pasillo —anunció Marceau. Guillaume se sorprendió al escuchar eso. “Pero eso pertenecía a tu padre. Nadie puede tocarlo”. “Anneli lo necesita, dáselo.” Guillaume se quedó atónito. El banjo que pertenecía al padre de Marceau estaba fuera de los límites, pero ahora él le permitía a Anneli tocarlo, ¿de acuerdo? Guillaume sabía que el matrimonio de Anneli y Marceau fue arreglado por su madre contra su voluntad. También conocía a su amigo mejor que nadie. Marceau nunca había dejado que nadie, ni siquiera una mujer, se acercara a él. Pero ¿por qué se estaba ablandando hacia Anneli? ¿Podría estar enamorándose de ella? Esto empezaba a ponerse interesante. El camarero regresó puntualmente, banjo en mano y se lo presentó a Anneli. “¡Ese es

