Haziel es una estudiante universitaria, algo mejor que el alumno promedio, es la segunda de la clase y aunque no es el alma de la fiesta no tiene pelos en la lengua para decir las cosas que le molestan si alguien perturba su espacio personal. Y eso alguien es Kale, su compañero de clase, inteligente pero cero responsable, para Haziel, él es un vividor, una plaga, una mosca fastidiosa. Algo así como una sanguijuela que se aprovecha de su secreto para chantajearla y hacerla cumplir con todos los deberes que le corresponden en clase como si fuera él. Para Kale, todo es un negocio, su silencio a cambio de ayuda en ese semestre, después de todo, una relación alumna-profesor no era cualquier secreto, era uno del cuál un buen chico como él, podía sacar ventaja.

Jennell es una joven adulta que ha pasado un par de años de su vida de manera discreta y alejada de los problemas, eso es lo que ella cree. Todo cambia cuando, tras un pequeño accidente, una noche en su trabajo nocturno conoce a Ancel Parish. Desde ese momento empezó a encontrarlo una y otra vez, para molestia de ella, él insiste en que puede ayudarla a mejorar su estado y a ella le cuesta aceptarlo hasta que en uno de sus encuentros queda demostrado que realmente necesita ayuda. A partir de allí Jennell empieza a conocerlo y a desarrollar sentimientos que antes se prohibía, considerando que hora de bajar la guardia, sin embargo, su historia le venía pisando las huellas, y una vez que su pasado y presente se hacen uno, ella tendrá que decidir si seguirá huyendo o hará que los papeles cambien en el juego del gato y el ratón.