bc

Los Secretos de Haziel

book_age16+
25
FOLLOW
1K
READ
drama
tragedy
sweet
humorous
like
intro-logo
Blurb

Haziel es una estudiante universitaria, algo mejor que el alumno promedio, es la segunda de la clase y aunque no es el alma de la fiesta no tiene pelos en la lengua para decir las cosas que le molestan si alguien perturba su espacio personal.

Y eso alguien es Kale, su compañero de clase, inteligente pero cero responsable, para Haziel, él es un vividor, una plaga, una mosca fastidiosa. Algo así como una sanguijuela que se aprovecha de su secreto para chantajearla y hacerla cumplir con todos los deberes que le corresponden en clase como si fuera él.

Para Kale, todo es un negocio, su silencio a cambio de ayuda en ese semestre, después de todo, una relación alumna-profesor no era cualquier secreto, era uno del cuál un buen chico como él, podía sacar ventaja.

chap-preview
Free preview
CAPÍTULO 1. Condenados y destinados
Hay oportunidades que se te presentan sólo una vez en la vida. Y antes de que pueda explicar por qué digo esto, permite que te describa el contexto. Hoy, en mi segundo día de clase en la gran Universidad Internacional de Florida, no ha podido presentarse una mejor oportunidad que encontrar una compañera de clase en una situación algo comprometida con el profesor de psicología. Bien, bien, dejémonos de hipocresía porque esto de la sutileza no es lo mío, así que voy a decirte de una buena vez como es que encontré a mi compañera de clase recostada contra la pared de la biblioteca con la lengua del profesor metida hasta quien sabe qué lugar de la garganta. Así fue como sucedió este acontecimiento que tiempo después recordaría con ella como algo divertido. Yo creo que es que estaban condenados a que yo los encontrara, verás, estar metido en la biblioteca no es uno de mis pasatiempos favoritos, pero necesitaba hablar con mi hermano y encontrar un lugar vacío y sombrío era mi prioridad, ese segundo día en una universidad tan prestigiosa y grande que no hubiera un espacio ocupado cada medio metro por un grupo de personas que a duras penas se resignaban a dejar la adolescencia era un total fenómeno, ni imaginar siquiera un área libre. Pensando entonces que lugar podía ser silencioso llegó a mí la iluminación del señor y busqué la biblioteca, ya se sabe que por lo general este sitio es poco habitado por estudiantes, no es un sitio llamativo que se diga. Y si las cosas no estuvieran destinadas a estar ¿cómo es que mis pies habían ido a parar justo en ese lugar donde nadie los había encontrado antes? Si no es suficiente que la biblioteca estuviera prácticamente vacía a excepción de unas cuatro personas que ocupaban mesas por separado, en los pasillos que se formaban por la división de los estantes no había un alma, no conforme con eso yo busqué el pasillo de los libros más viejos, de esos que sabes que nadie ha tocado en años por el polvo que se siente en ellos al tocarlos. Yo iba a paso rápido diciéndole a mi hermano por chat que estaba a punto de llamarlo, mayor mi sorpresa cuando al cruzar la última estantería que quedaba me los encontré en una escena de pasión estilo película erótica más dieciocho, podía sentirse ese ambiente a sólo segundos de verlos aunque no fuera más que un beso. No te lo voy a negar, fue un momento incómodo para ellos, y uno para mí los primeros segundos de impresión, hasta que vi quien era el sujeto que casi se la estaba comiendo viva. Era el profesor Adam Andreotti, del área de psicología. El silencio que se hizo en ese momento era justo el que yo necesitaba, me quede allí parado unos segundos más esperando a que reaccionaran. El primero que lo hizo un movimiento fue el profesor, dio unos pasos inseguros a mí y luego la vio a ella, que parecía no saber qué decir o que hacer mientras me miraba, así qué sabrá Alá que pensaba él cuando abandonó el lugar rodeándome sin decir nada. Cobarde, le había dejado allí plantada para que afrontara o buscara una solución sola, no debería de haberme sorprendido, es de conocimiento general que las relaciones profesores-alumnas nunca salen bien. Ella reaccionó en ese momento dejando de verme mientras caminaba hacia donde yo estaba todavía, parecía que se cercioraba que detrás mí no hubiera un acompañante, luego su mirada volvió a caer sobre mí que hasta ese momento no había dicho una sola palabra, sus pies la llevaron hasta plantarse justo frente a mí, muy cerca de mi rostro. —Ni una palabra de esto a nadie. — su voz era suave aunque el tono dejaba entrever una amenaza segura. Me encontré a mí mismo sonriendo ante esa advertencia, ella no sabía con quién hablaba. Yo, desayunaba presión y caminaba con el ritmo de una amenaza, yo había crecido en un mundo donde estaba obligado a actuar, hacer y vivir de la forma en la que más le conviniera a mi querida familia, todo a costa de una buena comodidad. Si ella creía que podía hablarme de esa forma sin salir ilesa sin dar nada a cambio estaba muy equivocada. Estar en la universidad en ese mismo instante, no era de mi interés, pero era un precio que tenía que pagar para que mi hermano y yo, pudiéramos subsistir. Así que ella, con su cara de intento amenazante, le hablaba al mejor alumno del chantaje. — ¿O qué? —pregunté esperando ver que amenaza creativa se le ocurría a esa mentecita suya para que yo guardara silencio. —Haré de tu vida un infierno. — respondió vehementemente. Yo no pude evitar reír a carcajadas y seguramente, dentro de poco vendría alguien a llamarnos la atención. “De mi vida un infierno” ¿ella? La miré de arriba abajo sin preámbulos ni disimulo tomándome mi tiempo para hacerlo, sabía que la molestaría o la incomodaría y ese era mi punto. Desestabilizar a mi oponente antes de atacar era una de las primeras cosas que había aprendido a hacer con mi padre. — ¿Tú? —le apunté con mi dedo como quien señala poca cosa. — ¿Quién más tú crees estúpido? ¿Ves a alguien más por aquí?— volví a sonreír, entonces había hecho efecto. —No sé si recuerdes, he sido yo quien te ha encontrado con la lengua de un profesor hasta la garganta, sabe la virgen maría que habrían hecho antes en este lugar y qué planeaban hacer justo antes de que yo llegara. —acusé mientras ponía mi cara de asqueado. Se puso muy roja y tenía la cara con un gesto raro que no sabía si era de rabia o vergüenza. — ¡Cuida lo que dices podrían escucharte! —Ese no es mi problema. —me encogí de hombros mientras me apoyaba en la estantería de forma relajada, aunque por dentro la impaciencia me invadiera no debía dejar pasar por debajo de la mesa esta oportunidad que se me presentaba. — ¡Pero es mío! —Tienes cierta habilidad de decir cosas evidentes, deberías meterte en un concurso para personas con ese talento tuyo, espera no, ¿hay uno? Ella me dio una mirada, que pienso yo, era su mejor presentación del enojo, a mí solo me recordaba a esos pequeños personajes que salían en la película de Willy Wonka, ¿cómo era que se llamaban…? — ¿Qué es lo que quieres? —pregunto entonces cediendo terreno. Bien, ya habíamos llegado a este punto. —Ya tengo lo que necesito. — ¿Entonces no dirás nada? —preguntó ella con... — ¿Eso que he escuchado es esperanza? — quizás se estaba reprimiendo de darme un golpe porque su cara adquirió otro tono y miro a otro lado unos segundos —escucha, ahora mismo necesito que te marches. Ella abrió los ojos con sorpresa pensando que había cambiado de opinión, asintió y empezó a caminar para rodearme. —Negociaremos los términos más tarde. —avisé antes de perderla de vista, ella se dio la vuelta para volver a verme. — ¿Términos? —su cara era todo un poema frustrado. —El precio de mi silencio a cambio de algo. — expliqué simple y claro. — ¿Eso es chantaje? —su tono de voz era cada vez más incrédula. —Es retórica. — ¿Qué? Debo decir que la facilidad en la que cambiaba las expresiones de su rostro era sorprendente, en ese momento era conmoción y quizás algo de rabia contenida. —Tu pregunta era retórica, ya sabes, que se responde sola. — ¡No puedes chantajearme! — ¿Ah no? Explícame por qué no puedo—ella parpadeó y abrió y cerró su boca varias veces—. Está bien, ya no la respondas y vete, necesito que apuntes todo lo de clase, ya debe haber iniciado. — ¿Qué? —Ok —respiro, siento como mi celular vibra, seguro con una llamada entrante de mi hermano—, hagamos algo, mientras más atención prestes, más rápido se hacen las cosas. —Me hablas como si fuera estúpida, he escuchado pero no pienso hacerlo sólo porque quieras. Se cruzó de brazos y alzó el mentón. Yo la miré unos segundos, y luego vi tras ella y sonríe aunque ya me estuviera exasperando. — ¿Segura? —Completamente. —Jóvenes están haciendo ruido desde hace ya un rato, ¿acaso ninguno sabe las reglas de la biblioteca? Aquí no se viene a charlar. — esta era profesora que no recuerdo que área impartía en específico, se había acercado silenciosamente y yo me había percatado segundos antes. —Lo siento, es que estábamos hablando sobre las normas de la universidad y sobre la relaciones profesores alumnos —vi como mi compañera se encogía en su lugar y palidecía levemente. Ella no se había percatado de su llegada hasta que la había escuchado —, tenemos diferentes puntos de vistas y no logramos llegar a un acuerdo. —No importa el asunto, no pueden perturbar el silencio de esta área. ¿Qué es eso de relaciones con los alumnos? — preguntó ella viéndonos entonces con fastidio, seguro pensando en que los críos de hoy en día se quejaban por cualquier cosa y que en su época un tablazo por la cabeza a un alumno no estaría mal visto. —Verá, tengo algo importante que decirle — mi compañera, que hasta ahora no sabía el nombre trató de hacer gestos y empezó a negar, sin embargo, yo mantuve mi rostro serio, aunque me estaba divirtiendo por dentro —, mi compañera acá, la he encontrado... — ¡Tomando apuntes! — me interrumpió y yo alce una ceja y me quedé callado, a la espera de ver que inventaba. Estaba bien, yo no iba a soltar la información tan rápido, sólo quería probarle que podía hacerlo y no había nada que me lo impidiera como ella creía con tanto orgullo y seguridad. — ¿Qué tiene eso de relevante? Por favor no alce la voz. — le pidió la profesora entonces a ella. —Que yo debo tomar apuntes para mi compañero y dárselo porque... — me vio y parpadeó unos segundos. —Porque debo quedarme aquí a investigar unas cosas. —completé yo siguiendo su improvisación. —Si es así, entonces, por favor, le pido que vaya a su clase —la profesora la mira y ella me ve para asegurarse o ver si tenía aspecto de soltar la lengua, fuera lo que fuera que vio, se marchó rápido—, y usted trate de no hacer mucho ruido. Me dejó solo sólo entonces. Yo saqué mi celular y busque con rapidez mi conversación en Whatsapp con mi hermano para poder marcarle y hacer una vídeo llama, saqué mis audífonos para no molestar a la profesora nuevamente y esperé a que contestara. No tarda mucho en aparecer un adolescente en mi pantalla, no tardó en fruncir el ceño como siempre, ese era un gesto que siempre le acompañaba cuando estaba estresado, al verlo en lo que parecía ser uno de los cubículos del baño de su secundaria me molesté un poco pero no dejé que eso se reflejara en mi expresión serena. —No me gusta nada. — es lo primero que dice. — ¿Qué no te gusta? — pregunto. Aunque ya imagino que es, es necesario que él me explique. —Estar aquí —se revuelve el cabello y no creo que sepa que lo hizo—, me van a decir tonto y quien sabe cuántas cosas más. — ¿Cómo lo sabes? — trato de que él mismo conteste. Hemos hecho esto antes. —Porque sé que actuó como tal a veces, y a mí me cuesta entenderlos, cuando se den cuenta, va a empezar todo de nuevo. —veo como una de sus manos desocupadas se alza en un puño y la vuelve a bajar con molestia. Yo suspiro y niego. —A ver, sé que sabes la definición de tonto, dímela. El me ve con molestia y sus ojos miel parpadean. —Persona que tiene poco entendimiento o inteligencia. — responde de forma automática. —Ahí está, no eres tonto, porque eres inteligente —lo veo abrir la boca para protestar pero yo sigo hablando—, y no hay manera de que no entiendas algo. Si hay alguien que sea un tonto o más bien algo más que idiota, son ellos, no te conocen. —Pero no logro entender los intereses de los demás y eso me hace tonto ante ellos. Siempre termino siendo un paria en el salón, el raro de la esquina. —No, te es difícil adaptarte porque tú tienes gustos diferentes —le respondo seguro—, y tener intereses distintos no te hace un raro, te hace espacial. —Pero lo harán de nuevo, me lo harán ver hasta el cansancio sólo porque sí. —asegura nuevamente nervioso. —Mientras tú sepas que no es cierto, todo está bien, y si alguien te molesta, yo iré a golpearlos— le sonrió en broma para que tome seguridad. Ahora él es quien frunce el ceño. —Tú no eres violento. —Tienes razón, no lo soy si no hay motivo, ahora, sal del baño, y ve a clases porque estoy seguro que ya debes estar en horario, deja ya de ser tan negativo si siquiera enfrentarlos, ¿quién sabe? Podrías conseguir a tu futuro amigo en esta clase. —le animo yo. —No quiero. —Kurt, ya hablamos de esto antes, ¿Cómo aprendes a resolver un tema matemático que no entiendes? —Practicando. —Bueno, para adaptarte, debes practicar, y para practicar debes salir derechito de ese baño al salón. Quizás no es necesario que tú te adaptes a ellos, si no que ellos se adapten a ti. — ¿Y si no lo hacen? —sé que está ansioso. —Si no lo hacen me tienes a mí. —Pero tú eres mi hermano. —Ignoraré ese tono de decepción — le señaló con mi dedo índice —, no sólo soy tu hermano, soy tu amigo. Tu mejor amigo. —Hasta que encuentre a alguien que pueda entender. —O que te entienda a ti —insisto—y no es hasta qué, es siempre, ahora, deja de ser egoísta conmigo y ve a clases que yo debo hacerlo ahora. —Bien. —Te veo en casa. — me despido y cuelgo. Guardo mi celular y veo la hora en mi reloj, hace casi media hora que empezó mi clase, así que decido ir al área verde y sentarme contra un árbol con mis audífonos puestos. Mi próxima clase es en una hora, así que la aprovecho y me quedo escuchando a mi banda favorita, five seconds of summer. En algún momento me encuentro tarareando la letra, y así estoy largo rato hasta que siento una mano en mi hombro y abro los ojos con un sobresalto involuntario. Frente a mí, hay una muchacha pelirroja con unas gafas de aumento muy bonitas y elegantes. Tiene su cara un poco sonrojada y puedo ver algunas pecas, y puedo hacerlo porque está en cuclillas frente a mí. Bajo mis audífonos a mi cuello y ella se aparta un poco cuando lo hago. — ¿Sí? —Disculpa, es que he tratado de concentrarme en mi libro pero no puedo desde que llegaste. —dice y creo que está incómoda. Yo me quedo unos segundos sin responder, porque no entiendo cuál es mi problema en el suyo. —Siento interrumpir tu concentración —digo después con calma porque cada vez se pone más roja. Y combinado con su pelo era una combinación graciosa, parecía un tomate—, pensé que mi tono era bajo, trataré de seguir escuchando en silencio. —Lo era, pero es que yo estoy del otro lado del árbol, a tu espalda, y era inevitable que te escuchará cuando empezaste a tararear. —Bien, lo siento. —No, no, no, mi concentración no es molestia es que—mira la grama y luego vuelve a mirarme—…conozco la banda que escuchas, bueno, ni la conozco, la escucho, y te he escuchado tararear y me has dado curiosidad, presté atención y no lo haces mal. —Admito, estoy sorprendido. Pensé que venía en son de reclamos. —Ah, Gracias, supongo. — ¿Puedo sentarme acá? —pregunta después y me doy cuenta que aún sigue en cuclillas. —Claro, he sido yo el que ha llegado de segundo. Ella baja su bolso, y deja el libro que tiene en la mano en la grama. —Mi nombre es Sophie, estudio diseño gráfico. —dice ella y se sube las gafas a su cabello, que creo haber dicho antes, es un rojo casi naranja, algo zanahoria. Es liso y cae bonito hasta sus hombros. —Un gusto Sophie, mi nombre es Kale y empiezo a estudiar administración de empresas. — me presento igual que ella y siento como mis labios toman una curva en una sonrisa amable. —Te debe gustar el mundo de los negocios. —comenta en busca de una conversación. Me encojo de hombros para restarle importancia. —Supongo, pero dime, ¿eres fan de 5 seconds of summer o sólo los has escuchado de vez en cuando? —Creo que, están en la lista de bandas favoritas en mi celular, pero no me considero una fan potencial. — responde y me agrada su sinceridad. —Ah, entonces no te considero competencia. — bromeo. Ella ríe y niega. —No, no debes, ¿de casualidad cantas? —Si, en el baño, y cuando cocino. —me río. —No, de verdad, es que tienes una voz muy bonita, algo como una liga entre el vocalista de 5 seconds of summer y Adam Levine. Me llevo la mano al pecho y parpadeó para acentuar lo que siento. —Muchas gracias, se siente muy bien un alago. —Lo digo de verdad. —asegura y sonríe, tiene una bonita sonrisa. Yo asiento. —Antes practicaba mucho, ahora supongo que debo equilibrar mis estudios y mis momentos de práctica. —Entonces sí cantas, lo sabía, cualquiera tiene una voz así. —Bueno, repito, gracias. —No hay problema, ¿este es tu primer año aquí? —Sí, ¿es el tuyo? —No, este es mi tercer año. La veo, y sus ojos claros son sinceros. —Pareces de diecinueve, pensé que este era tu primer año también. —Ah, es que si tengo diecinueve, pero me adelantaron un año en preparatoria y no me tomé año sabático. —explica simple. —Cool, no todos tienen buenas neuronas en funcionamiento. —Oh, no digas eso en voz alta, suele incomodar a otras personas. —advierte en tono suave. —Me agrada, es fácil hablar con ella. Seguimos hablando de trivialidades, mayormente de las suyas, y no es raro, porque tengo el Don de dirigir las conversaciones fuera de mis asuntos personales. Me encanta hablar, sí, pero no de mis temas. De alguna manera, me gusta resguardar mis asuntos para mí. En algún momento hecho un vistazo a mi reloj y veo que ya es hora de mi siguiente clase. Me levanto y Sophie se levanta conmigo. —Bueno Sophie, ha sido un placer, espero volver a verte en algún momento por estas áreas. —Seguro. — ella se coloca su bolso en el hombro y el libro lo guarda dentro. Bueno, debo irme, saltarse dos clases en un día, de tu segundo día no es comenzar con buen pie. —Las primeras frases rimaron. —señaló ella sonriendo. —Talento natural —sonrió de vuelta—, nos vemos. Ella asiente y también se va a un edificio diferente, yo busco en mi celular el mapa que tenía, para ubicar el aula de la siguiente clase. No me cuesta mucho encontrarla porque está a sólo dos aulas más de la primera clase.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Navidad con mi ex

read
9.0K
bc

La esposa rechazada del ceo

read
169.3K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
86.9K
bc

Mi Sexy Vecino [+18]

read
52.1K
bc

Bajo acuerdo

read
10.2K
bc

Tras Mi Divorcio

read
511.7K
bc

Yo, no soy él

read
88.6K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook