Tres días encerrada y nada. Qué está esperando, no lo sé. Pero cuanto más tiempo paso aquí más loca me estoy volviendo. Ya estoy recuperada así que no entiendo por qué todavía me tiene encerrada. Aunque no me quejo de la compañía, "chico", como le digo ahora hace que el tiempo de espera no sea una mierda. Ambos tenemos una mísera comida al día, una oportunidad de salir de esta sucia habitación a un baño diminuto para hacer nuestras necesidades y nada más. Ni siquiera una pequeña ducha. Me siento inmunda con toda esta mugre. A todo eso agregarle el frío que pasamos por las noches. Al estar en un sótano las paredes absorben el frío de la tierra dejando la habitación helada. Chico comparte su manta conmigo pero aún así el frío te cala los huesos. Érida ni una sola vez ha vuelto a verme,