Gonzalo
Tras recriminarme lo que estaba a punto de hacer durante la mayor parte de la noche anterior y esta mañana, sintiendo que violaría su intimidad, que tal vez debería esperar a lograr traspasar su hermética confianza, no pude dejar de escribir su nombre en la barra de búsqueda de expedientes.
Necesitaba respuestas y las necesitaba cuanto antes. Algo en su pequeña confesión del día anterior, había calado tan hondo en mi interior, que no lograría esperar a que ella misma me lo contará.
Todo tipo de pensamientos horrorosos habían aparecido, como disparos desde una ametralladora, directamente disparados a mi cabeza.
No quería suponer, no podía adivinar y ahora lo único que encontraba esclarecedor, era investigarla. Me volvería loco de no hacerlo, andando malhumorado y poco empático por todas partes y en mi trabajo no era muy conveniente.
Pero lo peor fue lo que encontré en la pantalla una vez que el resultado apareció.
-Esto debe ser una broma. -me quejé, no comprendiendo lo que sucedía.
Su expediente aparecía, pero el acceso estaba limitado.
¿Qué podía haber hecho una chica que parecía salida de la película de Peter pan? ¿Qué cosa tan grave llevaba a censurar su expediente?
Lejos de sentirme más tranquilo, me sentía aún más intrigado y ansioso, las respuestas se negaban en aparecer y estaba seguro de que en caso de preguntarle, recibiría la más directa negativa.
Era frustrante, estaba acostumbrado a interrogar a asesinos, violadores y toda clase de delincuentes, logrando su confesión en segundos y con ella, nada funcionaba. No era cerrada, por un demonio, era lo siguiente a eso.
-¿Qué te pasa? -Al levantar la mirada me encontré con Chase, uno de mis compañeros de trabajo.
Solía llevarme bien con él, incluso alguna vez pudimos considerarnos amigos, pero todo eso se fue a la mierda cuando descubrí que él y su padre, acostumbraban a tapar los delitos de ciertos conocidos.
Traté de conseguir pruebas, pero eran buenos haciendo esa clase de trabajitos, los cuales aportaban una buena cantidad de dinero manchado a sus bolsillos.
-Nada, solo trato de abrir un expediente.
-¿Y eso te complica?
-Es clasificado, por más que lo intenté no podré. -cerré la ventana, impidiendo ver el nombre de Allison. No quería que nadie supiera de ella.
Sin buscarlo, dentro de mi, aparecía un extraño sentido de protección. Ella se encontraba sola, se asustaba con demasiada facilidad y lograba cautivarte sin siquiera intentarlo, definitivamente debía protegerla, poner todo de mi para que nada le sucediera, incluso cuando sabia que no estaría de acuerdo.
Con trabajo logré que aceptará darme la oportunidad de demostrarle que valía la pena conocerme, no quería ni siquiera comenzar a pensar el tiempo que me llevaría convencerla de permitirme cuidarla y ni hablar del que me llevaría saber que secretos oculta.
-¡Hey! ¿Me estas prestando atención?
-No. Tengo cosas en las que concentrarme. ¿Qué querías?
-Esta noche con los demás muchachos saldremos a festejar la despedida de soltero de Domínguez. ¿Quieres venir? -cambié mi mirada hacía el futuro novio, me tendría que disculpar, pero no dudaría a la hora de elegir entre él y Allison.
-Es imposible, tendré compañía y no puedo, ni quiero cancelarle.
-Últimamente no te reúnes con el resto como antes.
-Tengo cosas más importantes por hacer. -Como lograr acercarme a cierta chica complicada, en la que no logro dejar de pensar.
-Ya entendí. -dijo con una sonrisa picara estampándose en su rostro.
Estaba por responderle, pero mi teléfono sonó y al levantarlo me sorprendí demasiado, tanto que debía comprobar la pantalla dos veces. El nombre "Allison" aparecía seguido de un mensaje.
Esta no solo era primera vez que me escribía, sino que también era la primera vez que sentía que me necesitaba.
*Allison: Hola. Lo siento por interrumpirte en tu trabajo, espero que no te encuentres demasiado ocupado, es que en verdad necesito pedirte un enorme favor.
Ocupado o no, siempre tendría tiempo para ella. ¿Cuándo lograría entenderlo?
Sin importarme que el imbécil de Chase siguiera de pie frente a mi, me apuré en teclear una respuesta.
*Gonzalo: No hay nada sucediendo así que estoy libre y aunque lo hubiera, no me importaría con tal de saber de ti. Dime que necesitas.
-¿Tu cita para esta noche? -la sonrisa que tenía en mi rostro se borro al comprender que él imbécil seguía frente a mi.
-¿Necesitas algo más?
-Al parecer ya te tienen atrapado Kidd.
-Y al parecer tú deberías volver al trabajo.
Comprendiendo mi invitación para que se retire, negó y luego de dar dos pasos volteó.
-Si te arrepientes estaremos en "Schapiro". Piénsalo, podrías pasártelo mejor.
-Probablemente, pero sigo sin encontrarme interesado.
Volví mi atención al aparato en mis manos, el cual me importaba más que cualquier palabra que Chase tuviera para decirme.
*Allison: Me apena mucho pedirte esto, pero siempre puedes negarte. Es solo que necesito que finjas esta noche, al menos por una hora, que te sientes intensado en mi.
¿Ella estaba bromeando? ¿Cómo podía no notar la realidad?
*Allison: No te lo pediría de tener otra solución, pero me siento atrapada. Esta noche mi hermana se creo una especie de cita a ciegas con un compañero de trabajo de su esposo y aunque traté de negarme, no me creyó que estaba conociendo a alguien.
Este mensaje provocó que mi anterior instinto de protección creciera bastantes líneas más. Ahora definitivamente no había oportunidad de que asistiera a la despedida de soltero de Domínguez, tenía que rescatar a mi futura chica de cualquier idiota.
*Gonzalo: Acepto. Pero una pregunta, ¿Por qué tu hermana no creyó algo así?
Su respuesta no tardo en llegar, gracias al cielo.
*Allison: Gracias. Y no lo creyó, porque ya he utilizado esa táctica con anterioridad.
¿Por qué no me sorprendía? Porque era evidente que Allison estaba feliz escondiéndose del mundo, tanto que su hermana la forzaría a relacionarse con alguien. Algo que estaba mal, porque si no quería hacerlo, no debería seguir intentándolo.
¿Pero no era eso exactamente lo que estaba haciendo yo? No importaba, mis razones eran diferentes y había logrado labrar mi propio camino hacía ella, sin ayuda de nadie.
*Gonzalo: ¿A que hora debo estar allí?
No importaba la hora que sea, saldría temprano si debía hacerlo, pero no dejaría que nadie la incomodará.
*Allison: A las ocho.
*Gonzalo: Allí estaré. Tú mantente tranquila, Allison.
Debería salir al menos quince minutos antes, pero llegaría. La sola idea de imaginar a alguien más acercándose a ella y tratando de conseguir coquetearle, ponía mi sangre a hervir.
Tenía que recordarme que ella era mi amiga, solo eso, al menos hasta que consiga encontrar la manera de cambiar ese hecho.
*Allison: Gracias de nuevo y perdona por molestarte, pero eres el único en quien puedo confiar para pedirle algo así.
"Eres el único en quien puedo confiar..." Solo eso leí, solo eso me importó. Había costado, pero estaba comenzando a avanzar.
Le demostraría que no se equivocaba al hacerlo, es más, la haría darse cuenta que podía pedirme lo que quisiera y trataría de conseguirlo solo para ella.