Allison
Había momentos en los que era consciente de que mis excusas se acabarían, que de tanto decir: “ahí viene el lobo, ahí viene el lobo”, dejarían de creerme. Claramente ese momento llegó y mi hermana estaba completamente decidida a presentarme a uno de los compañeros de trabajo de su esposo.
Ella me conocía bien y sabía que no estaba interesada, pero como me había dicho muchas veces, quería que vuelva a vivir, que supere mis miedos y pueda conocer a un buen hombre. Pero lo malo, es que no me sentía preparada, el solo pensarlo ponía mis pelos de punta y me producía taquicardia.
¿Acaso estaba buscando que terminara teniendo un nuevo ataque de pánico?
Aunque hacía ya tiempo que no sufría ninguno, no tenía ganas de arriesgarme. Es por eso que recurrí a Gonzalo en busca de ayuda. Él podía ser algo intenso, pero era el único amigo que tenía, el único que había conseguido llegar a que lo vea de esa manera y que confié en él.
Pero mientras el reloj no detenía su tan apresurado paso y marcaba las siete y treinta y cinco, mi nivel de ansiedad aumentaba, al punto de querer esconderme, aún sabiendo que mi hermana conocía el lugar donde escondía la llave de seguridad.
No sabía nada de Derek, solo que era amigo de Ismael, desde hacía ya cinco años.
Me sentía a la venta, era como si dijera: “ mi cuñada esta disponible, tal vez si la conoces, te interese”. No quería ser una transacción, no me sentía cómoda, pero a pesar de explicárselo a Melody, solo se había aferrado a la idea de emparejarme.
Volví a echar una mirada al reloj, comprobando que los minutos seguían pasando precipitadamente.
A las ocho en punto la puerta sonó y rogué porque se tratará de mi vecino, pero en su lugar, al abrir la puerta, me encontré con mi hermana, mi cuñado y un hombre que parecía ser varios años mayor que yo.
Su mirada aburrida barrió mi cuerpo, lo que solo me provocó ganas de cubrirme o cerrarles la puerta en la cara.
—Buenas noches hermanita, veo que no tomaste mi consejo. —dijo al ver que no me había maquillado, ni puesto uno de los tantos vestidos que me regalo.
—No.
—¿Nos dejaras entrar Allison o deberemos comer aquí?
Mi relación con Ismael, mi cuñado, era absolutamente nula, él me creía un bicho raro y yo lo consideraba un idiota.
Él siempre trataba de sobresalir, mostrarse de manera importante, con intención de quedar bien frente a mis padres. Pero era en vano que lo hiciera, mi padre veía sus intenciones y siempre marcó una línea entre ambos.
—Pasen. —a pesar de mi, no podía dejar a mi hermana afuera, aunque estuviera haciéndome esta jugada tan sucia.
¿Por qué será que en nuestra sociedad es tan malo ver a alguien soltero? No estamos en los años cincuenta, donde si a los treinta no te casabas, te convertías en una solterona y aunque así lo fuera, no tenía nada en contra de ser considerada de esa manera.
—Ali, ¿Me escuchas? —Voltee hacia mi hermana y negué lentamente —Te decía que preparé la lasaña que tanto te gusta.
Me gustaba y mucho, pero en estos momentos tenía un enorme nudo en medio de mi garganta que me impedía casi respirar, ni siquiera podía pensar en comer.
Estaba cerrando la puerta, cuando mi salvador llegó.
—Ali. —respiró con fuerza, se veía como si hubiera venido corriendo. — Lamento la tardanza, el trafico a esta hora es horrible.
Me sentí tan bien de verlo, que mi instinto fue más fuerte, terminé abrazándolo, aferrándome a él como si pudiera evitar que me ahogue en la desesperación.
Al principio la sorpresa se apodero de él, pero no tardo en devolverme el abrazo, actuando el papel que le había pedido.
—Gracias. —susurré tan bajo, que creí que no me escucharía.
—¿Me extrañaste? Traté de llegar antes, pero aunque el trabajo estuvo tranquilo, en la tarde se descontroló. En cuanto pude salir, conduje hasta aquí, pero ya vez, aún así llegué tarde.
—No lo hiciste. Ven, mi hermana esta por aquí. —Tomé su mano, nerviosa, ya que no teníamos esta costumbre y lo guie hacía una Melody confundida. —Ella es Melody, mi hermana. Mel, él es Gonzalo.
No dije más, ya que no podía presentarlo como el vecino, sin echar a perder mi acto.
Odiaba mentir, me hacía sentir un sabor amargo en la boca, pero no quería conocer a nadie y menos a Derek.
—Soy su novio, bueno casi, ya que aún trabajo en ello.
Escucharlo decir eso me recordó el día que lo conocí, él había dicho exactamente lo mismo, o casi. Él había dicho: “Entonces tendré que trabajar para que aceptes ser mi novia”.
¿Y si no había olvidado esa locura? No, no creía que siguiera con eso, ahora estábamos llevándonos bien como amigos, no lo arruinaría con algo así.
—Allison ¿Eso es verdad?
—Te lo dije Melody, pero tú no me creíste.
—Es que… bueno no importa es un placer Gonzalo, espero conocerte mejor durante la cena.
—Lo mismo digo. —él volteó y clavó sus intensos ojos verdes en mi, haciéndome sentir un poco insegura. —Ven Ali, quiero decirte algo.
Caminamos hasta mi cuarto y suspiré, no iba a aguantar toda una cena con tantas personas.
—Voy a morir. —dije cerrando mis ojos y llevando mi mano a mi pecho.
—Claro que no Allison, mírame. —abrí mis ojos y me centré en él. —Ahora saldremos, seguiremos actuando como hasta ahora y veras que la hora pasará volando. No tienes de que preocuparte, yo estoy contigo.
—No me gusta mentir, no me gusta recibir visitas y en verdad no me gusta que traten de ofrecerme como una mercancía. —sin darme cuenta tomé su mano —Gracias por ayudarme.
—No me agradezcas, no podría dejar que nadie te moleste. Estoy aquí para protegerte.
Asentí, sintiéndome un poco mejor, pero no lo suficiente.
Aunque cuando volvimos a salir, mi hermana se había encargado de organizar la mesa.
—¿Hace cuanto se conocen? — Ismael, a diferencia de Melody, se sentía molesto por la presencia de Gonzalo. No entendía la razón, ya que no lo conocía.
—Hace tiempo. —respondió Gonzalo sin dudar.
—¿Por qué nunca lo mencionaste Allison?
—Lo hice.
—¿Melody?
—Ella lo mencionó, pero en otras ocasiones también lo hizo y creí que solo estaba mintiendo.
Derek, quien se hallaba sentado en uno de los extremos de la mesa, no se veía nervioso, ni molesto, de hecho no demostraba ninguna emoción.
—Al parecer esta vez decía la verdad.
—Eso parece… —no levante la mirada, pero podía sentir dos pares de ojos clavados en mi.
Este era el momento en el que quería correr, no importaba a donde, pero estaba a nada de tener un ataque.
Ellos me juzgaban, podían no decirlo abiertamente, pero cada comentario que soltaban, se sentía como una fuerte puñalada a mi pecho.
—¿A que te dedicas Gonzalo? —Ismael no cesaba su interrogatorio, era como si hubiéramos arruinado algún sucio plan que creyó seguro.
—Soy policía.
—¿Un policía, Allison? ¿Es en serio? —No miré a mi hermana, ambas sabíamos porque sentíamos cierto descontento hacía ellos.
Me levanté, no resistiendo más la situación y salí al pasillo, era esto o explotar.
—¿Estas bien?
—No. Sácame de aquí, no quiero volver a entrar allí. —Gonzalo tomó mi mano y me llevó hacía su apartamento.
—Tranquila, todo estará bien.
Pero nada estaba bien. Estaba escondida en el apartamento de mi vecino, quien mi hermana creía que era mi pareja, mientras ellos invadían mi hogar.
Conociendo a Melody, estaría juzgándome, yo misma lo hacía, pero Gonzalo no era como ellos. Por lo poco que conocía de él, pude notar las diferencias con los Caldwell.