11

1537 Palabras
Gonzalo Ella estaba a punto de sufrir un ataque. Eso fue en lo único que pensé cuando llevé a Allison a mi apartamento. La había seguido hasta el pasillo, solo para encontrarla temblando, con ambos brazos cubriendo de manera protectora su pecho, su mirada perdida, como queriendo correr y no encontrar un camino seguro. Pero lo que termino de romper todo dentro de mi, fue la suplica en el tono de su voz al pedirme que la saque de allí. Ella solía valerse por si misma, podías creer que estaría derrotada, sin embargo lograba encontrar pizcas de fortaleza en algún pequeño escondite en su interior.  Pero hoy, esa fortaleza parecía haberse acabado y solo quedaba desesperación y vulnerabilidad. Hoy Allison Müller, se veía como un pequeño gorrión, cuya madre había abandonado, esperando que sola pudiera abrir sus alas y lanzarse a volar.  Pero lejos de dejarla sola, me había encargado de asegurarle que estaría a su lado, que la apoyaría y no me importaba lo que tendría que hacer, iba a cumplir esta promesa. Me había costado convencerla de que se acostará e intentará descansar, pero desde que lo había hecho, no podía dejar de verla dormir. Observar la paz con la que se encontraba dormida sobre mi cama, era lo más cercano a un bálsamo, perfectamente creado para hacerme olvidar la mierda que el día había lanzado sin piedad hacía mi rostro. Ahora solo ella ocupaba mis pensamientos, no existía la maldita cena a la que asistimos, no existía la censura en su expediente y sin dudas no recordaba la jodida invitación del idiota de Chase, para acudir a esa mierda de despedida de soltero. Si solo hubiera ido allí, no podría haber estado aquí para consolarla y por su reacción, esto no hubiera terminado bien.  Tomé un pequeño atrevimiento y con cuidado de no despertarla, acaricié lentamente su suave mejilla derecha. Cuando el pequeño y casi insonoro suspiro escapo de sus labios, agregué una manta más a la cama y salí, listo para aclarar la situación con su familia. Solo bastó poner un pie fuera, para que su hermana, cuyo nombre no lograba recordar, viniera hacía mi. —¿Dónde esta mi hermana? —preguntó, con tanta molestia, que podría creer que el fuego en su mirada, lograría salir y quemarme. —¿Ahora te preocupa? Dime algo, ¿Crees que podría hacerle algún daño? —No te conozco, por lo que sí, puedo creerlo. ¿Dónde esta? —Volvió a preguntar, con la misma irritabilidad que había hecho anteriormente. —Segura y descansando, luego de casi sufrir el ataque que estabas por causarle. —¿Estas tratando de insinuar que intente perjudicar a mi hermana? —Conoces mejor que yo a Allison y sin embargo, aquí estabas, tratando de presentarle a alguien, a pesar de que estoy seguro de que se negó. —para ella no era difícil decir no. De hecho, creo que Allison amaba la palabra no. Era preguntarle cualquier cosa y recibir esa respuesta sin dudar. Es por ello que me encontraba seguro de que no habrá tenido ningún pelo en la lengua, para declinar esta tonta idea. —Porque la conozco, sé lo que es mejor para ella. —¿Presentarle a un imbécil? ¿Eso es lo mejor para ella? Ninguno de los dos levantaba la voz, solo era una acalorada discusión entre dos personas, a los cuales parecía importarle el bienestar de la chica que dormía despreocupadamente en mi cama. —¿Y crees que tú eres mejor? Conozco a los de tu tipo. Agradables, socialmente habilidosos a la hora de convencerte, pero son unos tramposos, unos sucios corruptos que aman esconder su maldito excremento, debajo de una supuesta pulcra alfombra; siempre listos para hacer que te arrepientas del maldito día en que los conociste. —Al parecer te has creado una imagen de mi, sin embargo no me interesa. Ahora, ¿Crees que en serio Allison confiaría en mi si fuera tan mal tipo? —Ahora entendía que algo malo había sucedido, algo que no solo perturbaba a mi vecina, sino también a su hermana. —No sé que mierda esta pasando por la cabeza de mi hermana. Tal vez se siente atraída hacía ti o se siente vulnerable. —Lo único que sucede es que he pasado cada día desde que la conocí, trabajando mi maldito culo en demostrarle que soy una buena persona. Pero ahora que te conozco puedo ver porque se cierra hacía todos. Le has metido en la cabeza que todos son los villanos y que solo tú puedes juzgar al correcto o no. —¡Eso no es verdad! —Traes a un tipo completamente desconocido, que la hace escapar de su maldito apartamento, porque según tú, él es mejor que yo. Pero ¿Dónde esta Allison ahora? Te diré donde esta, esta refugiándose, en mi habitación, lugar al que no hubiera acudido de no sentirse presionada, al borde de un maldito ataque de pánico. No era un idiota, sabía que de no sentirse tan presionada, no habría accedido a entrar. Pero la situación la llevó al extremo, a un punto donde no le importo pedirme ayuda, no solo una, sino dos veces en lo que va del día. Era tanta su desesperación, que su desconfianza hacía mi se había esfumado, considerándome, como quizás, el único amigo en el cual podía apoyarse. —Tú no sabes nada de nosotras dos. —No, pero no necesito saber demasiado, solo necesito ver como ambas se encuentran. —llevé una mano a mi cabeza y rasqué, despeinando un poco mi cabello. Debía tranquilizarme, ya que esta chica tampoco parecía encontrarse bien. —No hablaré más contigo, déjame entrar, tengo que sacar a mi hermana de ahí. —Trató de pasarme, dispuesta a entrar a mi casa, pero no lo permitiría. —No vas a entrar, no te dejaré seguir perturbándola. —¿Yo? Yo no la perturbo, maldito imbécil, soy su hermana. —De cualquier manera no te dejaré entrar a mi casa, así que deja de intentar hacerlo. —¿O qué? ¿Me mandaras detener? —Comenzó a reírse de manera histérica, antes de clavar un dedo en mi pecho. —Es lo único que ustedes hacer, premiar al culpable y juzgar al inocente. —Es lo que tú estas haciendo ahora, estas culpándome por lo que alguien más les ha hecho. —Y una mierda, hazte a un lado. —No vas a entrar. —¡Ismael! ¡Ismael, ven ahora mismo! —comenzó a gritar, continuando su intento de adentrarse en mi casa. —¿Qué sucede ahora Melody? —sin dejar de bloquear mi puerta, miré al hombre venir hacia nosotros. —Ayúdame, debo entrar y sacar a Allison de allí. —No. Lo que debemos hacer es irnos, ya he pasado demasiada vergüenza por culpa de tu hermana. Pero esto también es mi culpa, debí imaginar que algo como esto pasaría, siempre actúa de esta manera. Me molestaba escuchar la forma en la que se refería a Allison, pero no me importaba, siempre y cuando se llevará a su mujer lejos de aquí. —No me iré, no hasta que vea a mi hermana. ¡¡La quiero ver! ¡Ayúdame a sacarla Ismael, quiero verla! —Comenzó a elevar el tono de su voz y dudaba que en cualquier momento no pudiera tener ella el ataque, que evite que sufriera su hermana. —Cálmate Melody, ahora mismo necesito que mi mires. —sostuvo el rostro de esta entre sus manos y la miró a los ojos. —Ella esta bien, debes dejar de preocuparte. —¡Mi hermana Ismael! Es mi hermana y quiero verla. Detrás de mi, la puerta fue abierta y Allison apareció, refugiada en la seguridad de una manta, sin levantar la mirada a ninguno de nosotros. —Estoy bien Melody, no me ha sucedido nada. Pero Ismael tiene razón, ahora debes irte, porque esta noche no quiero estar cerca de ti. —Ali… —No tienes que preocuparte, Gonzalo esta conmigo y él me cuidará. Pero por favor, ¿Pueden llevarse a ese hombre de mi casa? —Él ya se fue, no se sintió cómodo. —escupió con enojo el tal Ismael. —Ninguno se sintió de esa manera, no cuando no dejas de actuar como si todos tratáramos de j***r tu vida. Mira como has puesto a tu hermana, ¿Te gusta verla en este estado? —Yo… —Ali, ¿Estas bien? ¿Estas muy molesta conmigo? —Su hermana se alejó un poco de su marido y se acerco a Allison. —No. —Solo eso dijo, mientras negaba lentamente. —No lo estoy. —Melody, es hora de irnos. —Ve, estaré bien. De verdad, nada me sucederá.  —Por favor, si algo malo sucede, promete que me llamaras sin importar la hora. —¡Melody, nos vamos! —Lo prometo. —ambas se abrazaron, antes de que la tal Melody, caminará junto a su esposo. Por nuestra parte, ambos entramos nuevamente a mi apartamento, con ella aún aferrada a la manta. —¿Estas bien? —dudé en acercarme, no quería presionarla demasiado. —No. Pero lo estaré.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR