Confidencias

807 Palabras
Confidencias _ Si hay algo que temo es el día en que Marta se jubile -confesó Fabián a Lucía mientras se pasaba una mano por el vientre regordete. _ Estoy de acuerdo en que es una auténtica cordon bleu -coincidió la joven-. Yo debo de haber engordado al menos cinco kilos desde que estoy aquí. _ ¿Cinco kilos? No es mucho y lo llevas bien. Si viniera a la Mansión, explotaría literalmente. Veinte kilos como mínimo... _ No me lo creo ni por un segundo. La naturaleza ha sido demasiado generosa contigo para dejarte engordar tanto. _ ¿Estás de broma? ¿Sabes cómo me llamaban mis hermanos cuando estaba en el instituto? Y después Lucía asintió y se echó a reír. "Ciccione". Se rió a carcajadas, no por la palabra que él acababa de utilizar, que significaba mucho, sino por la expresión de decepción en el rostro de su amiga. Su historia realmente no encajaba con la imagen que proyectaba en ese momento, una figura atlética y un estilo impecable. _ Nunca hay que juzgar un libro por su portada -dijo finalmente, sonriendo hacia el horizonte-. Todos hemos pasado por cosas más o menos complicadas, aunque hoy nos queden bien los zapatos. _ Hm -asintió la joven, que sabía muy bien lo que eso significaba-. Estoy de acuerdo. Sé que para ti tampoco fue fácil... _ Como tú dices, todo el mundo ha tenido contratiempos en su vida -dijo, jugando con la arena-. Pero lo importante es que seguimos adelante, a pesar de todo. Hablando de contratiempos, ¿cómo te llevas con mi primo, tu "verdadero" marido? Lucía le dirigió unos ojos grandes y reprobadores antes de contestar: _ No seguirás con esa historia... Vamos, creía que ya nos lo habíamos contado todo. Incluso te conté los problemas que había tenido de niña -la curtió Fabián, fingiendo decepción. A Lucía le habría gustado sentirse completamente a gusto con alguien que no fuera Josie, y poder compartir aquel secreto tan poco habitual, pero temía la reacción de Vincenzo. Si se enteraba, estaba segura de que le causaría un verdadero escándalo. _ Digamos que las cosas están un poco complicadas -dijo vagamente. _ ¿Es por Celia? ¿Lo es? No sabía si lo había hecho a propósito para despertar su curiosidad y conseguir que le hablara más, pero acababa de conseguirlo. _ ¿Conoces a esta persona? preguntó, a pesar de todo el sentido común que interiormente se instaba a utilizar. _ ¿Quién no la conoce? Era la prometida de Vinny hasta que rompió su compromiso hace un año. _ ¿Un año? repitió Lucía pensativa. ¿Quieres decir que no han estado juntos todo ese tiempo? _ Vinny es del tipo orgulloso -explicó-. Pero por Celia siempre ha dejado a un lado su ego, y sé que le ha pedido que lo intente de nuevo, varias veces, sin éxito. Lucía se quedó de piedra. Vincenzo no había estado con aquella mujer en todo aquel tiempo. Pero ¿por qué había mentido sobre el anillo? Luego, cuando recordó las iniciales grabadas en la joya, L.C., se sintió perdida. ¿Qué significaban esas letras? _ No tienes nada que temer -la tranquilizó Fabián mientras ella estaba ensimismada. En cuanto ella y su familia supieron que Vincenzo era descendiente de la Familia, lo dejaron todo. Y, sin embargo, sólo quedaban unas semanas para su boda. _ Pero él no está implicado en ninguna mafia... _ ¿La mafia? Termina el hombre en su lugar Lo siento, no sé muy bien cómo llamarías... No te preocupes. Sé que no es fácil. En realidad, nadie en La Familia es un mafioso en el sentido en que lo conocemos. En cambio, somos hombres de negocios que llevamos muchos sombreros. Mentiría si dijera que seguimos en el camino de la legalidad, pero intentamos cambiar. Y de redimirnos... _ Casándonos con una aristócrata sin dinero, por ejemplo. _ No te libras de un nombre o una reputación tan fácilmente. Es posible para Vincenzo, porque nunca ha participado en nuestros asuntos, y también porque es nieto de Giuliani. _ Quieres decir que él tampoco ha estado en ese mundo... _ En ningún momento. Sin embargo, nunca ha negado sus vínculos con nosotros, y por eso algunos le han despreciado. En particular, le reprocharon que permitiera que su hijo se casara con mi tía, descendiente de la Familia. Lucía bajó los ojos, entristecida por lo que oía. _ No pongas esa cara, el abuelo no es un hombre que se deje avasallar, siempre ha sabido imponerse, digan lo que digan sus detractores. El rostro de la joven se dibujó inmediatamente en una sonrisa. En aquel momento se sintió orgullosa, Giuliani era un hombre que le caía muy bien y saber que no se dejaba desestabilizar tan fácilmente la galvanizó. Tenía que tomarle como ejemplo.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR