El novio

584 Palabras
El novio Por fin había dado ese paso que tantas chicas dan en secundaria. Salir, tener novio. Lo primero que se le ocurrió a Lucía fue llamar por teléfono a Josie, su mejor amiga, para darle la gran noticia. Viendo la hora, decidió llamarla a la mañana siguiente. Por supuesto, no le contaría toda la verdad, sino algo parecido. Que había conocido a alguien y que acababan de estar juntos. Podía oír a Josie desde aquí : " Ves, te lo dije, tú también caíste en la trampa. Tarde o temprano, todos nos dejamos llevar por nuestros sentimientos." No fue por falta de resistencia, pensó con una sonrisa. _ Bueno, vayamos al grano. ¿Qué debes ponerte para la primera cena con tu novio? ¿Se puede considerar esto una primera cena? se preguntó seriamente. En cierto modo, es sólo un viaje a la ciudad. Finalmente encontró unos pantalones vaqueros y una camiseta en uno de los grandes cajones de teca. Nada más cómodo, pensó, sonriendo al espejo... Debían de ser cerca de las ocho y media cuando la pareja aparcó en una pintoresca calle cercana al centro histórico de la ciudad. Cuando ella preguntó, Vincenzo le dijo que se dirigían a la Galleria di Vittorio Emanuele. De hecho, iba a llevarla a comer allí después de la recepción, pero ella se había quedado dormida. Menuda escena, pensó al recordar los acontecimientos de la noche. El pobre Roberto debía de estar conmocionado por lo que había vivido aquella noche. Le había hecho un favor a alguien y había acabado siendo calumniado como el más cabrón. Lucía había tenido tiempo de anotar la mayor parte de su número, pero le faltaban las dos últimas cifras. Se dijo que probaría todas las combinaciones posibles y que, en cuanto lo encontrara, le pediría disculpas por lo ocurrido. _ Gracias -dijo la joven mientras Vincenzo le abría la puerta del coche-. _ ¿Quiere comer algo en particular? preguntó ofreciéndole el brazo. _ No soy exigente, como de todo. _ ¿Hay algún plato o especialidad que te atraiga más que el resto? Lucía no necesitó pensar mucho para encontrarlo. _ Cannoli de pistacho... El hombre volvió la cabeza hacia ella, asombrado. _ Es más un postre que una comida de verdad. La sonrisa de su rostro delataba todo el amor que sentía por este pastelito casero. _ ¿Por qué no esperamos a volver a Siracusa para esto? Allí son mucho mejores. _ ¿Eso significa que vuelves con nosotros? preguntó Lucía esperanzada. El hombre suspiró, antes de sacudir la cabeza, molesto. _ Aún tengo mucho que hacer, tengo que ir a Londres y volver a París antes de volver a casa. _ Estarás fuera mucho tiempo todavía -lamentó, con un poco más de emoción de la que le hubiera gustado-. _ No he elegido un camino fácil -le confió a la joven-, requiere mucha inversión personal, pero eso es lo que me gusta. Luego, al ver que volvía a fruncir el ceño, dijo: Sólo estaré fuera quince días. Cuando vuelva, recorreremos todas las pastelerías tradicionales en busca de los mejores cannoli, y también aprovecharemos para conocernos mejor. Lucía asintió con una sonrisa que tuvo que forzar un poco. No quería parecer una estirada pidiéndole que la dejara ir con él, pero le habría encantado. " Tanto si eras su verdadera novia como su falsa esposa, el resultado era el mismo -concluyó con un largo suspiro-. Este hombre estaba por encima de todo apegado a su trabajo".
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