Cumpleaños

760 Palabras
Cumpleaños La cena que Lucía se había esmerado tanto en preparar no tuvo el efecto deseado en Vincenzo. A diferencia de Giuliani y Fabian, que parecían disfrutar y no paraban de elogiar sus platos, su novio se mantenía en silencio. La joven esperaba una palabra de él, pero cada vez que buscaba su mirada, él la ignoraba fríamente. "¿No será por esa dichosa llamada a Roberto Lombardi que está así?", se preguntó ella, un tanto incrédula. La velada continuó hasta tarde en el salón contiguo al pequeño comedor. Las ventanas, completamente abiertas, daban al magnífico jardín iluminado, y el ambiente invitaba a la conversación. Fabian, viendo que a Lucía le costaba encontrar su lugar entre los chismorreos políticos y el rigor de los análisis bursátiles, optó por proponerle un paseo hasta la fuente. —Claro que sí —respondió la joven, saliendo de la especie de letargo en el que se encontraba desde hacía un rato—. Me vendrá bien estirar las piernas. —Siento lo de antes —se disculpó Fabian, más serio de lo habitual—. Tengo la impresión de que te avergoncé con la llamada de Roberto. —No es nada. —¿Pasó algo con Vincenzo? ¿Por eso se fueron tan pronto al inicio de la velada? —¿Roberto Lombardi no te dijo nada? —preguntó la joven, sorprendida por la discreción de aquel hombre. —No, nada más allá de que conoció a la señora Caruso y que hablaron de pinturas y dibujos. Lucía entendió mejor por qué Fabian no había andado con rodeos al abordar el tema. No podía adivinar que las cosas se habían torcido después de ese simple e inocente intercambio. —Entonces, ¿no me dices qué pasó? —Digamos que a tu primo no le gustó mucho que hablara con ese hombre, sola en esa galería. —¿Vincenzo, celoso? —dijo el hombre, desconcertado por lo que acababa de escuchar—. Bueno, eso ya es otra cosa. Lucía se detuvo a pesar suyo. No entendía por qué el comportamiento de su marido lo sorprendía. —No pongas esa cara, aparte de Celia, nunca ha tenido esa actitud con sus otras conquistas. Es más bien una buena noticia. En fin, si este matrimonio es real, como dices… —¡Fabian! —Es broma… "Aparte de Celia", repitió con sarcasmo para sus adentros. "Solo el nombre de esa mujer me pone de los nervios…" Lucía se despertó en el sofá del salón y miró a su alrededor. Era de día y una manta la cubría. Visiblemente, se había quedado dormida allí la noche anterior, mientras los tres hombres se habían prolongado en sus conversaciones. Se levantó y estiró largamente su cuerpo, dolorido por el cambio de lecho. Una buena ducha caliente la relajaría, y luego le propondría a Vincenzo dar un paseo por la ciudad; con un poco de suerte, habrá olvidado esta historia ridícula. Vincenzo no estaba en su habitación, por lo que dedujo que se había unido a su abuelo y a Fabian para el desayuno. Se apresuró a arreglarse, prestando especial atención a su aspecto para este día tan especial, y bajó rápidamente a encontrarlos. —¡Buenos días! —saludó a los presentes, que estaban casi al final de su comida y se levantaron para recibirla. Luego, se dirigió directamente a abrazar al patriarca, quien le sonrió con benevolencia—. ¡Feliz cumpleaños, Giuliani! —Gracias, mi pequeña, ven pronto a sentarte a mi lado. —Sí, siéntate —repitió Fabian, tan ligero y fresco como de costumbre—. El abuelo te esperaba con impaciencia. Aprovechó para echarle una mirada a Vincenzo antes de sonreírle tímidamente. Parecía menos ceñudo que la víspera, pero él no le devolvió la cortesía. —Bien, ya que están todos reunidos, puedo empezar —declaró Giuliani con aquel tono solemne de nuevo—. Como te expliqué hace unos días, pido un regalo en cada uno de mis cumpleaños. Y como te especifiqué, este año, tu participación será indispensable. Ante estas palabras, Vincenzo levantó una ceja hacia su abuelo e intervino: —No veo por qué ella debería implicarse. Yo soy el único al que concierne esta petición. —A mí también el abuelo me pide un regalo cada vez —intervino Fabian—, así que es normal que, al entrar en nuestra familia, ella participe en nuestras costumbres. —Dada la naturaleza de mi petición —retomó Giuliani con un toque de broma—, es impensable que Lucía sea excluida.
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