Arreglo

711 Palabras
Arreglo La mirada del hombre, que acababa de proponerle matrimonio, esperaba una respuesta de Lucía, al menos una reacción."¿Habló bien del matrimonio?", pensó aturdida. ¿no soñé? Quería que él lo repitiera para asegurarse de que lo entendía, pero no lo hizo. En cambio, corrió a la mesa, se sirvió un vaso de agua y se lo bebió. _ Escucha, no entiendo cómo nuestro sindicato podría ayudar en los negocios? Y sinceramente, tengo otros proyectos para el próximo año… Caruso volvió a ocupar su lugar en la mesa y le indicó a Lucía que hiciera lo mismo. _ Entonces, debería explicarte las cosas con un poco más de detalle. Verás después lo que quieres hacer. _ Está todo visto. Ya me matriculé en una escuela de arte e incluso pagué todas las cuotas, se apresuró a decir para acortar la conversación, así que rechazaré tu oferta… _ Créeme, insistió, apoyándose en el respaldo de su silla, pero la parte que más necesita este arreglo es la tuya. Me explico, continuó, viendo que había despertado la curiosidad de Lucía. La última crisis económica venció al negocio de Don Marco, que, por cierto, ya no era muy floreciente. Al casarse conmigo, mi familia saldará las hipotecas que amenazan la tierra de tu abuelo, así como las deudas que ha acumulado y que lo ponen en riesgo de prisión... No podía creer lo que escuchaba. ¿Cárcel por completo? Que ella supiera, Don Marco siempre había sido bueno en los negocios, y aunque había heredado tierras, nunca había descansado en ellas. A diferencia de su padre, que derrochó todo a su paso, su abuelo hizo todo lo posible para hacer crecer su patrimonio. Quedaba la pregunta: ¿qué pudo haber sucedido que lo llevó a hipotecar una propiedad que le era tan querida? _ ¿Dices que si me caso contigo ayudarías a mi familia? Preguntó ella, con la mirada baja en tristeza y la frente fruncida. _ Exacto. _ ¿Y qué ganarás haciendo eso? _ Tu apellido. Lucía no entendió bien lo que acababa de decir. Su apellido ? ¿Cómo podría ayudarlo su apellido? _ Admito que no... _ No es tanto tu apellido lo que me interesa, aclaró Vincenzo, sino el título que lo acompaña. ¿Lo ves? Al asociarme con tu familia, pude acceder a un mercado, que hasta entonces ha estado reservado para una élite. Mi negocio solo se volverá más próspero y nos mantenemos en una dinámica de ganar-ganar. _ ¿Y tu novia en todo esto? Dijo la joven, recordando la conversación que habían tenido en el lobby del hotel. La mirada de Caruso se oscureció al instante y Lucía inmediatamente se arrepintió de su pregunta. _ Es un matrimonio ficticio y temporal, dijo secamente, por lo que ella no tiene por qué oponerse. Entonces, con un dejo de sarcasmo en su voz, y la ventaja de que seas tú y no otra persona es que no tendrá de qué preocuparse... _ ¿Qué estás insinuando con eso? Ofendió a la joven que entendió demasiado bien lo que quería decir. Con una sonrisa desdeñosa, respondió: _ Vamos, no me hagas decirte lo que quiero decir. Además, creo que eres lo suficientemente lúcido contigo mismo para entender que no eres mi tipo. _ Tú tampoco eres lo mío. Y luego también tengo a alguien, ¿te imaginas? _ Estoy tranquilo, dijo en tono burlón. Realmente habría sentido pena por ti si te hubieras enamorado de mí a finales de este año... "¿Cómo estás?" Lucía se burló, rodando los ojos. ¡Quién le dice que acepto su trato, primero! » ¿Cómo podía rechazarlo? Su abuelo realmente necesitaba su ayuda, y si esta farsa podía salvarlo, no iba a escapar. Decidió no responder a las invectivas de Vincenzo y con un suspiro asintió: _ Como no tengo que cambiar mis planes para el futuro, estoy dispuesto a consentir esta unión. _ Creo que no has captado un punto, prosiguió. Este arreglo es entre tú y yo, mi abuelo y el tuyo objetarían de otra manera. Así que durante el año que viene tendremos que hacer la pareja perfecta, y para eso tendras que venir a vivir a Siracusa, a la casa de los Caruso...
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR