Las exequias El mundo de Lucía se había derrumbado con la pérdida de su abuelo. Cuando su madre se fue, se sintió sola y no pensó que volvería a pasar por un dolor así algún día. Fue aún más duro, ya que no había podido despedirse de él. Llegó demasiado tarde. Necesitaba enterrar a otro m*****o de su familia. De nuevo sola y completamente desamparada, sintió un vacío profundo que la arrastraba. Volver a encontrar a Don Marco le había hecho tanto bien. Se había dicho a sí misma que, al final, él no la había abandonado. Y que, por lo tanto, no era ella quien había hecho algo malo, algo que mereciera ser abandonada. Volver a verlo le había devuelto un poco de esa despreocupación que había perdido al irse a París… En un estado de shock y completamente devastada por el dolor, la joven fijaba