Hice lo que me pidió. Retire la silla y volví a mi asiento, hubo un silencio muy incómodo entre las dos después de eso, ya que mi forma de reaccionar no había sido la mejor, de hecho ahora que me ponía a reflexionar si era vergonzosa mi forma de actuar, pero había sido mi único recurso para poder hablar con ella y por supuesto, que tuviera el valor de hablarme de frente. El único sonido que se escuchaba en su oficina, era el ruido que hacía un reloj de pared colgado no muy lejos de donde nosotras nos encontrábamos, pero por suerte, ese silencio no duro mucho tiempo, puesto que su secretaria finalmente entro por la puerta, así que gire levemente hacia ella, temerosa de que la doctora Bailey me hubiese engañado y en realidad fuesen los de seguridad, pero realmente se trataba de su secretari