Me sentía extraña, como si hubiera robado un banco y llevara conmigo la prueba del delito en mi bolsa, por supuesto lo único que llevaba era el consentimiento que Arthur debia firmar y el cual no pensaba mostrarle, al menos no abiertamente. Tenía una idea en mi cabeza, la cual podía bien funcionar o delatarme si Arthur se daba cuenta de ello. No sabia como podría explicar el atrevimiento que estaba tomándome, aunque si me ponía a pensar un poco Taylor ya había intentado quedar preñada de mi esposo, solo que ella no había tenido la misma información que yo tenía en mi poder. Era seguro que no era la primera, pero lo cierto era que no sabia si funcionaria y también había algo que realmente no había contemplado antes. ¿Que haría una vez quedara embarazada? Un bebé no era precisamente como