Ni siquiera en mi misión más peligrosa, había sentido tantos nervios como los que siento ahora, y es que ni siquiera se trata de casarme con ella, ya que legalmente lo estamos. Además, jamás había estado tan seguro de algo en toda mi vida, ella es mi todo y no veo la hora de vivir todo lo que la vida nos tenga preparado. Respiro profundo tratando de calmar estos nervios mientras que los invitados, en su mayoría amigos de Alonzo, observan cada detalle.
Vega y yo no nos hemos visto en todo el día, y no dejo de pensar en cómo habrá reaccionado con todo esto, ¿le habrá gustado? ¿y si no? ¿acaso me dejara aquí esperándola frente a toda esta gente? Miro a mi hijo quien me levanta el dedo pulgar y sonríe como diciéndome “todo estará bien”, y espero realmente que sea así.
Miro al suelo, muevo mi
