Helena Cuando el carruaje se detuvo frente al palacio supe que había llegado el momento de ver a Jane a la cara. Mis nervios me traicionaban, era evidente, mis manos temblaban e incluso llegue a sentir molestia en el estómago. —Hemos llegado—anunció Lorian abriendo la puertecilla del carruaje ofreciendome el dorso de su mano para bajar. Pero a pesar de mis nervios y del asunto qué esperaba por mi, observe el palacio de una forma diferente, luce esplendoroso, no solo por los estándartes rojos y azules qué han sido colocados por encima de los ventanales o por las nuevas alfombras o las flores de hermosos colores y agradables aromas, es el hecho de que todos sonríen y no solo porque me ven pasar si no porque hoy las personas tienen algo que celebrar, algo que no sucedía desde hace mucho ti