Capítulo 26

3217 Palabras

Helena Dejé qué el aire fresco se introdujera en mi habitación, las cortinas se ondeaban levemente permitiendole la entrada a esa brisa que acaricia la piel, es cálida y anuncia el inicio de la primavera, cuando todo comienza a florecer. —Majestad, extienda los brazos—advirtió la condesa de Yhules. Hice lo que me solicito mientras una modista, trabajaba arduamente en un nuevo vestido hecho especialmente para que no me lastimaran las heridas qué aun me molestaban. Para ocultar la ausencia del corsét me colocaron una fina tela hecha de tul qué colgaba de mi hombros y caía por mi espalda hasta el suelo, el vestido era rojo y tenia flores doradas bordadas en toda la tela. Al verme en el espejo vi una hermosa pieza que parecía entallar finamente mi figura pero en realidad era el talento de la

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