Helena Oigo los cantos de las aves y el repicar de las campanas, es una extraña paz la qué percibo a mi alrededor pero me agrada y me recuerda a la casa de campo de mis padres, todo huele a gardenias, rosas y jazmines. Al abrir los ojos me descubrí a mi misma recostada sobre una cama de finas sábanas en una enorme habitación, lo primero que aprecie fue el techo, estaba finamente esculpido en detalles y bordes qué asemejaban a flores, esas hermosas flores estaban pintadas en tonos dorados y plateados. Al intentar moverme, mi cuerpo sucumbio ante un enorme malestar qué me lo impidió, así que solo levante un poco la vista esperando descubrir en que lugar me encontraba. Era una habitación de gran proporción, pude ver el tono lavanda qué lo cubría todo, aunque la posición en la qué me encon