La princesa Keisha deja un beso suave en la frente de su hija, quien está despierta en su moisés esperando por ella. La toma en sus brazos con sumo cuidado para no despertar al rey. Camina hasta el sillón y enseguida libera su pecho inflamado para alimentar a su hija. Eloise succiona con ahínco mientras mira a su madre fijamente. Madre e hija comparten un momento largo y maravilloso después de estar separados por un día entero. Keisha mira la canasta llena de frutas en la mesa y su estómago empieza a gruñir. No se ha alimentado bien desde que el rey se trajo a su niña y esas frutas se ven brillantes y jugosas, pero si toma una de ellas, el rey puede darse cuenta de que alguien estuvo aquí y eso no le conviene. Mira las manzanas verdes con mucha tristeza. ¿Por qué habrán puesto esas man

