—Parece que su noche es tan buena como la de ayer, majestad —dice Ciro entrando a la habitación real. Artur está tirado en su sillón con una botella de vino en su mano, con el rostro contrariado. —Me pidió que libere a su hermana —Escupe, molesto. —Y no solo eso, sino también a Ismael. —Era lo lógico —Responde Ciro, Artur lo mira con el ceño fruncido. —Morgana es su hermana y su situación es crítica. No le sirve de nada tenerla aquí. —¿Y qué me dice de Ismael, general? Pudo haberme pedido conquistar un reino para ella sola, construirle un palacio, darle joyas, poder, pero, ¿Por qué tiene que pedirme eso cuando sabe mi opinión acerca de él? —No creo que la princesa necesite un reino, majestad. Ella ya tiene uno, Kresla. —Artur lo mira abatido cuando el general hace una señal con los ded

