Keisha despierta con el cuerpo totalmente adolorido y gomoso. Un brazo grande la tiene atrapada de la cintura y una pierna acorrala las suyas. Ni siquiera puede moverse. Por los ronquidos que oye de cerca, sabe que Artur está profundamente dormido y lo que menos desea ahora es que despierte y la torture de nuevo. La princesa se muerde los labios al recordar todo lo que este grandote le hizo anoche y no puede evitar sentirse excitada de nuevo. Si no fuera porque ella le suplicó que parara, hubieran amanecido teniendo sexo de todo tipo. Por supuesto que quiere probar todo eso de nuevo, pero no ahora. Su hija debe estar esperando por ella. Intenta apartar el brazo de Artur, pero este es tan pesado que apenas consigue liberarse. Pasa lo mismo con la pierna. El rey balbucea algunas cosas y lu

