[Adela]
Veo mi hermoso vestido n***o, corto de tirantes y con escote en "V" frente al espejo y reviso que cada parte de éste esté en orden. Acomodo el escote en y vuelvo a revisar mis labios para ver si el color rojo cubre perfectamente el contorno de mis labios. Deslizo un poco la punta de uno de mis dedos sobre ellos y quito un poco el exceso.
—Listo — murmuro mientras veo cómo toda la combinación quedó perfecta.
Suspiro.
Me siento terriblemente nerviosa, ya que es la primera cita que Gael y yo tenemos después de todo lo que pasó. Veo mi cuerpo frente al espejo y noto que mis pechos están un poco más grandes debido a mi reciente embarazo y que posiblemente este vestido sea un poco revelador o tal vez perfecto para la ocasión, todo depende del momento, la hora y el lugar.
Gael entra a la habitación completamente cambiado con un traje n***o, camisa blanca, entra distraído pero al verme por el espejo me da la sonrisa más sincera que he visto — ¡Wow! Te ves hermosa — dice bajando el móvil — No puedo decir más.—
—Gracias, ¿crees que es demasiado? — pregunto.
—No, es perfecto, tú eres perfecta — y me sonríe.
—Basta — le contesto avergonzada.
Él se acerca por detrás mío y me abraza, puedo sentir su respiración en mi cuello — Ese vestido se te ve increíble Adela — recarga sus manos sobre mi vientre, no puedo creer meses atrás aquí dentro estaban mis nenas y ahora se encuentra felices en casa de sus abuelos al cuidado de ellos.
Han y mis suegros se ofrecieron a cuidar a Elena y Sara para que Gael y yo pudiéramos tener esa cita que tenía planeada desde hace tiempo y que los dos sabemos será decisiva en la próxima etapa de la relación.
—¿Nos vamos hermosa? — me pregunta.
—Vamos, sólo mandaré un mensaje a Han para ver como están las nenas.—
—Lo acabo de hacer — me responde— y las nenas están bien, todo está bien Adela— él me voltea y nos vemos de frente — disfrutemos de esta noche que tenemos para los dos ¿quieres? — Gael toma mi saco n***o y me lo pone sobre los hombros — vamos, que tenemos una reservación y nos está esperando.—
Él toma mi mano y salimos de la habitación para después salir al lugar de la cita, como siempre reviso que las puertas y ventanas estén cerradas, prendo la luz de la cocina para que al menos esa parte esté alumbrada y pueda notar si pasa algo en el interior. Adopté estos rituales hace mucho tiempo cuando estaba embarazada y luego me relajé, pero al volver a vivir lo del piso hace unas semanas, sé que siempre tengo que estar alerta.
Subimos al automóvil. Gael lo enciende y comienza a manejar. Saco mi móvil de la bolsa y envío el mensaje que iba a enviar en la habitación, él sólo se ríe ligeramente.
— Te juro que están bien — me repite.
—Lo sé, pero es que Sara no duerme tan fácil y me preocupa que no lo haga esta noche porque no está con nosotros.—
—Dormirá, ya verás que no pasará nada. Vamos Dela, déjate llevar por este momento.—
Suspiro y envío el mensaje:
Han, dale buenas noches a mis hijas y diles que las amo.
Luego vuelvo a guardar el móvil
— Listo ya no habrá mas móvil — le digo sonriente.
—Perfecto — él toma mi mano y la besa — Disfrutemos.—
Momentos después llegamos a un lugar un poco alejando de la costa donde Gael a arreglado todo para esta cita. Para el carro en frente de la playa y luego baja para abrirme la puerta. El clima aún no está tan frío por lo que una cita en el exterior aún es posible. Debo admitir que extrañaba mucho este clima y no sé porqué, tal vez porque viví muchos años en este continente y me aclimaté fácil.
—Ven, vamos — me dice tierno mientras me ayuda a caminar tomando mi mano. Bajamos unas escaleras y después caminamos por una hermosa alfombra roja que me hace sonreír.
—¿No me trajiste a una premiación o sí? —
—No, te traje a algo mejor — me dice mientras llegamos a una carpa blanca alumbrada por pequeños focos que le da un toque muy romántico. En medio de ésta se encuentra un mesa puesta para dos, un mesero que nos está esperando y de música las olas del mar — ¿Te gusta?— me murmura al oído.
—Es hermoso, me encanta— le digo emocionada.
Gael me abraza y me murmura al oído — Todo esto es para ti y sólo para ti, por todas las citas que no tuvimos meses atrás, por todos los momentos románticos que no te di y que te mereces, de eso no hay duda.—
Le respondo esas hermosas palabras con un beso que ambos disfrutamos sin medida. Desde que regresamos a estar juntos, Gael y yo hemos sido precavidos con los besos y las caricias, supongo que es una manera de poner límites entre los dos que nos puedan llevar más allá, aunque en verdad creo que los dos queremos estar más juntos que separados.
—¿Pasamos a la mesa? — me pregunta educado.
—Sí, claro.—
Caminamos hacia ella y después de sentarme con ayuda de él, se sienta que frente de mi. El mesero nos sirve una copa de champaña inmediatamente — Sé que puedes tomar — me dice precavido.
Sonrío.
—Ahora estás increíblemente pendiente de mi — le contesto entre risas.
—Siempre he estado al pendiente de ti, sólo que antes no era muy evidente — él levanta la copa — ¿brindamos? — me pregunta.
—Brindemos — le contesto.
—Por nuestras nenas Sara y Elena, porque nacieron bien, porque ahora están sanas y felices .—
—Por la fortuna de ser sus padres — le respondo.
Él está a punto de chocar su copa con la mía cuando lo paro — Espera, brindemos por nosotros — le digo — por volvernos a encontrar — Gael se muerde el labio coqueto mientras me da esa mirada pícara y brindamos.
Tomo un sorbo de champaña y siento como el frio y delicioso sabor va bajando por mi garganta y se siente de maravilla. Gael ve la imagen y se ríe.
—¿Te gusta?— pregunta entre risas.
—Sabe a primera vez — le contesto — Después de meses sin tomar nada sabe deliciosa.—
—Pues hoy puedes tomar las copas que desees — me dice.
—No, sólo está y tal vez probaré el vino tinto, pero no más — y nos reímos — mañana hay que volver a ser padres de Sara y Elena y no quisiera una migraña con eso.—
El mesero sirve el primer tiempo y comenzamos a comer inmediatamente, parece ser que ambos moríamos de hambre a pesar de las bastas comidas que su madre nos ha hecho. Por un momento guardamos silencio, después levanto mi mirada y la veo disfrutar de la crema que nos han servido.
— Hace mucho que no teníamos una cena así tan elegante, juntos — me comenta — siempre terminábamos en las hamburguesas o algo parecido.—
—Lo sé, sé que sonará raro pero a veces tanta atención es agobiante, por eso me gustaba que nos fuéramos del lugar y disfrutáramos de la noche. Ahora, tendremos que regresar a casa con nuestras nenas y disfrutarlas a ellas — le contesto.
—Adela ¿te puedo preguntar algo? — me dice cambiando el tono a algo más serio.
Asiento con la cabeza.
—¿Cómo fue cuando te enteraste que serían niñas? — me pregunta — Me hubiera gustado mucho haber recibido esa noticia.—
—Fue, increíble — le comento — Pero admito que por todo lo que pasaba me dio mucho miedo, porque desde el momento que supe que estaba embarazada juré que nada les pasaría, que nadie les tocaría, y en el momento que supe que eran nenas…¡ufff!, estaba segura que las defendería con mi vida — saco mi móvil y busco entre las fotos — mira, este fue el ultrasonido donde me enteré que eran nenas — y se lo muestro.
Gael lo toma y lo observa con una sonrisa, después pasa de foto y ve una mía en ropa interior cuando aún estaba embarazada — lo siento — me dice rápido pero la observa atento por unos segundos y se sonroja. Supongo que no estaba nada mal cuando estaba en ese estado.
—No, no te preocupes. Esta la tomé unos días antes del incidente, la veo y no puedo creer que todo haya pasado tan rápido y que ahora estén aquí, con nosotros.—
—Yo no puedo creer que esté aquí contigo — me confiesa. Él me toma de la mano y la acaricia — Sí sabes que ya no estás sola y que yo también daría mi vida por proteger a nuestras hijas —asegura.
—Lo sé. Te confieso que el día que te vi entrar a la habitación del hospital mi corazón se alegró al verte — y él sonríe— supe que ya no estaba sola y que estaba a salvo, ahora no hay duda que lo estoy.—
—Para siempre Adela, lo estás para siempre — y se levanta para darme un beso en los labios—
La cena continua normal, comenzamos a platicar de anécdotas que vivimos antes acompañados de silencios donde ambos nos vemos a los ojos, como si tratáramos de reconocernos o de encontrar si algo ha cambiado entre los dos.
—Creo que necesitamos crear nuevas anécdotas — le sugiero.—
—Ya las tenemos Adela, pero falta crear más. Como cuando traté de armar la cuna de las niñas y no pude — y ambos nos reímos— y tuve que llamar a alguien para que lo hiciera.—
—O cuando te quemaste el pecho con el café por distraído.—
—No, esa es tu culpa, te estaba viendo arrullar a Elena y no me dí cuenta que movía la taza a un lado.—
—O la vez que caminamos por la playa tomados de la mano vestidos elegantemente — le respondo.
—Eso no ha pasado — me responde.
Entonces me pongo de pie y le ofrezco mi mano — ¿qué te parece si lo hacemos en este momento?.—
Él toma mi mano y se pone de pie — espera — le digo mientras intento quitarme las zapatillas para que pueda caminar mejor.
—Yo te ayudo hermosa — me dice amoroso.
Se baja y me quita ambas zapatillas, antes de volver a subir me da un ligero beso en los muslos que eriza mi piel. No le digo nada, sólo le sonrío cuando lo tengo en frente y le respondo dándole un beso sobre los labios.
—¿Vamos? — me pregunta después que él se quitó los zapatos y comenzamos a caminar hacia la arena.
Nuestros pies se hunden poco a poco en la arena fresca y comenzamos a caminar sin rumbo por la orilla escuchando las olas del mar — la noche es perfecta — le digo viendo al cielo.
—Sí, es como si las estrellas y la luna hubieran salido exclusivamente para nosotros.—
— Entonces tomaremos esta como nuestra primera cita ¿te parece? — le propongo — Hagamos otro escenario entre nosotros. No somos Adela y Gael, dos personas que vivieron momentos tensos entre ellos. Somos dos divorciados que acabamos de conocernos y decidimos salir en nuestra primera cita.—
— Me parece perfecto — contesta Gael — eso me da oportunidad de demostrarte lo caballeroso que puedo ser y podré decirte mis chistes tontos y tendrás que reírte por educación.—
—Siempre me reí porque me daban risa, además hace mucho que no los haces, pero no es el momento ahora — y nos reímos.
—No, no quisiera arruinar la oportunidad de una otra primera cita entre los dos, porque creo que la primera me fue pésimo.—
—Sí, estabas tan nervioso que me tiraste encima la copa de vino al tratar de hacer algo, aún tengo el vestido con la mancha ¿sabes? Lo llamo mi vestido de la cita única — le confieso.
—O del desastre de cita. Debí saber que esa era mi señal para retirarme — me bromea.
—No, fuiste muy tierno, me ofreciste tu saco ¿recuerdas? y luego me recompensaste llevándome por un volcán de chocolate a esa pastelería al otro lado de la ciudad..—
—Tenía que hacer algo, eres Adela Carasusan, ese día me sentía en las nubes, la mujer más hermosa que había visto en mi vida estaba frente mi y era para mi solo por una noche. No sabía qué hacer — me confiesa — ese día tenía un discurso preparado y me había puesto mis mejores ropas, que por cierto compré un día antes sólo para esa cita contigo, pero después del vino todo fue un caos, me alegra que no te hayas ido dejándome solo en el restaurante — reímos — Al final hice algo que aún no sé que fue, pero funcionó.—
—Pues lo que hiciste, lo hiciste bien Gael. Al final te quedaste con la chica, como en las películas — agrego.
Gael se acerca hacia mí y acaricia mi rostro con ternura —Luego la perdí, la recuperé, la volví a perder y ahora...—
—¿Por qué no regresamos a la casa y vemos el desenlace? — le propongo.
Él clava su mirada con la mía y me murmura —Me parece perfecto, pero primero, dame unos momentos más contigo bajo las estrellas, esta noche es nuestra y quisiera disfrutarla por completo — entonces me toma de la cintura y me vuelve a besar.