No había pasado ni un mes desde que Martina se había ido, cuando vio en los titulares de las noticias internacionales que Javier estaba comenzando una relación con su fisioterapeuta, una muchacha joven, de cuerpo deportivo, morena y de unos ojos azules demasiado impresionantes.
La información hizo que se le hirviera la sangre. Había estado hablando con su novio todos los días, pero él jamás le dijo que era una mujer quien lo ayudaba en la rehabilitación. Para colmo, esas imágenes que los paparazis sacaron a escondidas, donde se estaban riendo y él se apoyaba sobre ella con confianza, no dejaban mucho a la imaginación. ¿Qué se suponía que estaba haciendo? Ella ni siquiera se había animado a acercarse un poco a Elías para que los periodistas no dijeran nada extraño y Javier estaba por ahí,
