Javier llegó al gimnasio con algo de culpa. Así como nunca le dijo a Martina que su fisioterapeuta era una mujer, tampoco le dijo a la chica que tenía novia. Supuso que era algo de su vida personal y que, si la muchacha no le preguntaba, era porque no le interesaba. Pero pensándolo bien, debería habérselo dicho. Él se comportaba de manera amistosa, y quizás ella podría pensar que estaba coqueteando. Nacho, que lo acompañaba, lo notó bastante pensativo y prefirió no decir nada. Había visto las noticias que lo involucraban con la entrenadora, y si bien él daba fe de que nunca había pasado nada entre ellos en las clases, no sabía lo que podía pasar afuera. —¡Hola, chicos! —saludó Claudia con una sonrisa a los dos amigos. Se sorprendió de que Javier no le devolviera el gesto con la misma e