Martina llegó al estudio del diseñador, quien la estaba esperando con flores y globos de bienvenida. La abrazó con fuerza en cuanto la vio, con tanta felicidad que la hizo girar por los aires y la hizo reír.
—¡Mi estrella! ¡Gracias al cielo que estás bien! Todos los días te fui a visitar al hospital esperando que despertaras —comentó Benito sin soltarla.
—Muchas gracias, mi mamá me contó que ibas seguido a ver cómo estaba —respondió ella—. Ahora necesito que me hagas trabajar muchísimo, tengo que olvidarme de todos los problemas y este es mi cable a tierra.
—Por supuesto, reina, prometo que te vas a olvidar de todo por unas horas. —Le guiñó un ojo—. De paso, quiero comentarte que ya está todo listo para irnos a Barcelona, ¿estás preparada o preferís tomarte un descanso?
—¡Quiero irme
