Los dos se sentaron en la camilla, tomados de la mano, y se miraron por un momento antes de que Martina rompiera el hielo.
—Susana me ayudó —expresó—. Ella se disparó para hacer de cuenta que fui yo en defensa propia, y se acaba de entregar. Yo creo que tenemos que ayudarla, me hace sentir mal saber que está ahí por mi culpa.
—En realidad, es por la mía, porque nací… —Javier bufó—. Su madre les llenó demasiado la cabeza, les hizo creer que ella es infeliz por mi culpa, por eso es que Susana hizo de cuenta que se murió, para hacerme sufrir, pero en el fondo sé que no son malos. Susi pudo darse cuenta de la verdad, pero Federico… bueno, a él le va a costar un poco más.
—Pero sabés que vos no tenés la culpa de nada, ¿no? —replicó Martina con tono suave. Su acompañante asintió.
—Sí, lo s
